Operativo Independencia: las aulas de la tortura
El día previo al 24 de Marzo, el movimiento en el espacio de memoria ‘La Escuelita de Famaillá’ comenzó desde temprano. Ese jueves 23, a las 11 de la mañana, se esperaba la llegada de jueces, fiscales, abogados querellantes y defensores para realizar la inspección ocular en el que fuera el primer centro clandestino de detención del país. Esta fue la cuarta jornada de inspección ocular en el marco del megajuicio Operativo Independencia. María Coronel, coordinadora del espacio, estuvo presente para recibir tanto a los jueces, las partes, la prensa y los ocho testigos que fueron a reconocer el lugar donde estuvieron detenidos y fueron torturados.
El edificio de la ex escuela Diego de Rojas, en la localidad de Famaillá, fue recorrido y reconocido por Raúl Alberto Cabrera, Miguel Martínez, Ricardo Mercado, Fermín Núñez, Juan Nicolás Vázquez, Manuel Andrés Yapura, Gustavo Enrique Holmquist y una testigo cuya identidad se preserva por aplicación del protocolo de tratamiento a testigos víctimas de delitos sexuales. Todos los sobrevivientes coincidieron en identificar las aulas que funcionaron como salas de torturas. Señalaron el espacio donde se encontraba un camastro utilizado para aplicar descargas eléctricas por medio de picanas. Indicaron la ubicación de un aula donde se les hacía firmar declaraciones que no pudieron leer. Los baños. El lugar donde les daban una ‘comida’ que apenas podían tragar y que llevaban a la boca con las manos. Aulas que eran destinadas a la reclusión de mujeres. Aulas para donde estaban detenidos los varones. Aulas que años más tarde fueron usadas por niños que asistían a clases. Aulas que hoy dan cuenta de cómo funcionó el primer centro clandestino de detención en el periodo previo al golpe de Estado.