Se terminó la impunidad
Inexplicablemente pasaron 9 años. Nueve años en los que Los Chuschagasta tuvieron que dejar sus quehaceres cotidianos y salir de su tierra, después de recorrer el intrincado camino que conduce a ella, para “bajar” a la ciudad y exigir justicia a unas instituciones que les saben ajenas, que los saben diferentes y los creían sumisos. Nueve años buscando que la Justicia escuche la respuesta que nunca se cansaron de repetir: “Fue Amín”.
“Turco hijo de puta, me has baleao”, repitió Delfín Cata durante 9 años. Las últimas palabras que Delfín le escuchó decir a Javier Chocobar se escucharon también en la sala de audiencias cuando contó los hechos. Durante casi dos meses el tribunal presidido por Wendy Kassar escuchó el relato de los comuneros que sólo tuvieron su historia para contar porque fueron testigos de los hechos. Pero también el tribunal escuchó a un tendal de técnicos de distintas disciplinas que, provistos de títulos y credenciales, intentaron demostrar que el experto en armas y explosivos Luis Humberto Gómez sólo había querido defenderse de la agresión de Los Chuschagasta y que, en total control de su habilidad, había disparado al suelo y luego perdido su arma; que por la posición en el terreno de Darío Amín él nunca hubiera podido acertar a la pierna de Javier Chocobar y que Eduardo Valdivieso sólo se acercó al terreno para sacar a sus malheridos compañeros y que producto de esto había resultado gravemente lesionado.
Pero los relatos y las pruebas demostraron después de 13 audiencias que nada de esto era cierto y que, como fundamentó la querella a cargo del abogado Pablo Gargiulo, los tres imputados acudieron al terreno “armados hasta los dientes” con el objetivo de amedrentar a los habitantes del lugar, con un plan de acción orquestado por el ex Comando Atila Luis Humberto Gómez que se encargaría de la avanzada y el diálogo con Los Chuschagasta, mientras Darío Amín filmaba y Eduardo Valdivieso cubría la retirada. El plan falló ante la resistencia indígena y el enfrentamiento desigual derivó en el asesinato de Javier Chocobar y las graves lesiones sobre Andrés y Emilio Mamaní.
El día de la sentencia llegó y Los Chuschagasta se movilizaron acompañados por la solidaridad que supieron cosechar en estos 9 años. La mesa de apoyo a la causa, organizaciones indígenas y organizaciones sociales acompañaron este miércoles la última movilización para pedir justicia por Javier Chocobar. Una justicia que demoró, pero finalmente llegó. "Vamos a poder estar más tranquilos, sin el miedo de verlos rondando por nuestro territorio como lo hicieron hasta ahora", dijo Audolio 'Chanito' Chocobar, el hijo de don Javier, en las escalinatas del fuero penal tras escuchar la condena a 22 años de prisión para Darío Amín, 18 años para Gómez y 10 años para Valdivieso.