Velas por Lucía
Este jueves cientos de mujeres se concentraron en plaza Independencia para exigir justicia por Lucía Pérez. Con carteles velas y una marcha repudiaron la acción del tribunal marplatense. Tras conocerse el fallo absolutorio por la muerte de Lucía Pérez, el movimiento de mujeres mostró su indignación ante los argumentos misóginos que deslindaron responsabilidades sobre Matías Farías de 23 años y Pablo Offidani de 43. La justificación de la absolución está basada más en la percepción que el tribunal tenía sobre las conductas privadas de la joven que sobre los hechos que causaron la muerte de Lucía, demostrando, así, que las instituciones judiciales están profundamente atravesadas por el machismo.
Algunos argumentos esgrimidos por los jueces Aldo Carnevale, Pablo Viñas y Facundo Gómez Urso:
“Lucía tenía 16 años y Farías 23, por lo que sería muy forzado hablar de una situación de desigualdad o superioridad, sobre todo teniendo en cuenta la personalidad de Lucía quien no se mostraba como una chica de su edad y que además había referido mantener relaciones con hombres de hasta 29 años”.
“De los chats analizados surge claramente que sus vivencias en ese sentido (relaciones sexuales) alejan por completo la posibilidad de que hubiera sido sometida sin su voluntad".
"Lucía era una persona que llevaba una vida normal y nadie hizo mención alguna que el tema de su adicción se hubiera transformado en un tema preocupante para nadie de su entorno o que la llevara a la desesperante situación de someterse sexualmente para conseguir estupefacientes”
Además de juzgar y revictimizar a Lucía, los jueces buscaron justificar la sentencia tratando de humanizar a los responsables de la muerte de la joven con explicaciones burdas:
Farías, según el tribunal, "compró facturas y una Cindor" para merendar con Lucía en su casa. "Estas actitudes no son las asumidas habitualmente por las personas con intención de cometer un hecho tan aberrante".
"Lo primero que hace Farías no fue ocultar el hecho, ni intentó eludir su responsabilidad, sino que llamó a Offidani y en su vehículo la llevaron (aparentemente ya sin vida) a la Sala de Salud del barrio". Sin embargo los jueces nada dicen de la responsabilidad penal que le cabe a un hombre de 23 años que tiene relaciones sexuales con una menor a la que se encargó de proveerle (“onerosa o gratuitamente”, dice el fallo) drogas en cantidades suficientes como para provocarle una sobredosis, que es finalmente lo que según el peritaje le causó la muerte.
Por su parte Guillermo Pérez, padre de Lucía, expresó en una entrevista en Radio Con Vos que el proceso estuvo viciado desde el inicio: “El médico De la Colina que la atendió en la sala de emergencias no dejó asentada su entrada ni salida, el acta de defunción estuvo tres meses dando vueltas en blanco”. De la misma manera criticó la acción de los peritos y la resolución del tribunal: “el abuso estaba comprobado, hay hematomas en la parte vaginal, un ano dilatado de 5 cm. Esto obviaron los jueces, los peritos dicen que no pudieron determinar la violación, pero nadie puede vivir así. Los acusados están condenados por suministrar drogas a una menor y mi hija murió por eso. El peritaje establece que la muerte se da por sobredosis. MI hija no estaba en condiciones, una persona drogada no está en condiciones de nada, ahí viene el abuso y ahí también viene la muerte de Lucía”.
Esta visión misógina del tribunal queda expresada casi como una declaración de principios cuando expresa que "Puede visualizarse claramente el grado de autodeterminación que tenía Lucía". Ésta es realmente la justificación de la decisión que tomaron los jueces. Lucía era dueña de su vida y de su cuerpo y eso, para las instituciones machistas y sus representantes, fue el crimen que justificó cualquier acción que se cometiera contra ella.