Fue la Policía
Dos meses pasaron desde la madrugada en que Facundo Ferreira recibió un disparo por la espalda. Desde entonces, el nombre del chico de 12 años apareció en diarios, programas televisivos y radios de diferentes partes del país para poner en tela de juicio el accionar policial pero también para culpabilizar a la víctima. A esta situación se suma el hecho de que la causa avanza a paso lento, mientras los imputados siguen cumpliendo sus funciones policiales. “Nos tienen dando vueltas y sinceramente pensamos que esto va a quedar en la nada. Pasaron dos meses y ellos todavía no declararon”, denuncia Malvina, madrina de Facundo.
Con el objetivo de visibilizar la causa, organizaciones políticas y sociales realizan distintas movilizaciones. A principio de mes, el día en que Facundo hubiera cumplido 13 años, se pegaron carteles con su foto en diferentes puntos de la ciudad. “Nosotros pegamos cartelitos en lugares que no eran privados y la Policía venía y los arrancaba delante de nosotros, como provocando. Nosotros no pegamos con maldad ni con mala intención, simplemente queríamos recordarlo”, cuenta Malvina.
El caso de Facundo se sumó a otras causas de gatillo fácil en la provincia. El viernes pasado, estas historias se abrazaron por el mes de la lucha contra la violencia institucional. En una movilización de la que participaron alrededor de 400 personas se gritaron los nombres de Ismael Lucena, Miguel Reyes y Milagros Avellaneda, entre otras víctimas de la violencia de la cual el Estado es responsable. “Yo me pregunto y le pregunto a toda la sociedad, así como ellos se preguntaron qué hacía un niño o qué hacían los padres, yo pregunto qué hace la sociedad, el ministro de Seguridad y el gobernador que permiten que haya un policía drogado en las fuerzas pública cuidando a la sociedad”, expresa Malvina.
Es por eso que las familias tomaron las calles, porque están convencidos que esa es la única forma de presionar a la Justicia para que actúe en donde todavía no hay respuestas. Como sucede con la causa de Ismael Lucena, la cual sigue sin sentencia firme a dos años del juicio oral y público. O como es el caso de Milagros Avellaneda, quien se encuentra desaparecida desde el año pasado junto con su hijo Benicio, por el que está acusado un guardiacárcel. Causas que dejan en claro el abuso de poder de las instituciones y la indiferencia del Estado.