Justicia, una palabra que se completa
La construcción de sujetos sociales, políticos y culturales está atravesada por la ideología. Esa cosmovisión del mundo es única de cada persona. Condicionarla, prohibirla o censurarla es un esfuerzo en vano. Las ideas no se matan y las pasiones no se fusilan.
La masacre de Trelew es un doloroso ejemplo de esto. Durante la dictadura de Alejandro Lanuse, fueron secuestrados militantes políticos de diferentes organizaciones. ¿Por qué? Por pensar distinto. Fue en el año 1972 y representó la raíz de lo que sería la última dictadura militar argentina que se llevó a 30.000 personas.
El 15 de agosto de ese año, 25 militantes lograron fugarse del penal Rawson. El plan era escaparse a Chile, pero solo seis consiguieron llegar al país vecino. El resto se entregó en el aeropuerto de Trelew, ante las garantías de que no sufrirían represalias. Pero eso no fue así: los militantes fueron fusilados en la base Almirante Zar de Trelew. Solo tres sobrevivieron al tiroteo, y es gracias a ellos que se conoce lo sucedido. Tres militantes que luego formarían parte de los 30.000 desparecidos en la dictadura militar desatada unos años más adelante.
De esta manera, la masacre de Trelew representó una de las primeras puñaladas a los Derechos Humanos en la Argentina de los 70. "El crimen de lesa humanidad mejor planificado de las primeras épocas. Yo creo que Trelew fue un conejillo de indias para lo que se venía despúes. Fue poner en práctica la teoría de la doctrina de la seguridad nacional. Nosotros estamos convencidos de que fue eso", afirma Hilda Bonardi de Toschi, compañera de Humberto Toschi, uno de los militantes asesinados.
En el año 2012 se llevó a acabo el juicio oral y público. En el mismo fueron condenados solo tres de los imputados. Así se otorgó prisión perpetua a los capitanes Emilio del Real y Luis Emilio Sosa, y al ex cabo Carlos Marandino. Por su parte, el jefe de la base Almirante Zar, Roberto Pacagnini, fue absuleto junto con el investigador, el capitán Jorge Bautista, quien hizo desaparecer los rastros de lo sucedido. Como si eso fuera poco, el represor Roberto Bravo, señalado como el que les dio el tiro de gracia a algunos de los fusilados, se encuentra prófugo en Estados Unidos.
El pasado 19 de marzo de 2014, la Cámara Nacional de Casación Penal anuló las absoluciones que se habían dictado en el juicio por la Masacre de Trelew. Ratificó las tres condenas, revocó las dos absoluciones y ordenó dictar una nueva sentencia. "Estamos muy satisfechos con este fallo. Con esto empezamos a completar todas las letras de las palabra 'justicia'", expresa Hilda Bonardi de Toschi dejando en claro que la justicia no es completa puesto que falta la extradición de Roberto Bravo. En relación a eso Hilda agrega que "este fallo nos allana mucho el camino. El haber revocado la absolución del jefe de la base y del limpiador o investigador que había venido a ver qué había pasado, me parece que nos allana el camino para pedir firmemente la extradición".
Esto habla del avance como país hacia un justicia que condena el oscuro pasado y brega por los Derechos Humanos. Por el pensamiento libre y constructivo. Por un lugar de armonía y bien común para todos los argentinos.
Javier Sadir
jsadir@colectivolapalta.com.ar
Insumos cortesía del Foro Argentino de Radios Comunitarias – FARCo