Leyes hijas de la lucha
Argentina estuvo sometida a leyes inconstitucionales y perversas en más de una oportunidad. Sin embargo, la lucha por la real justicia, la verdad, la memoria y la identidad de todos los argentinos hizo posible que ciertas medidas políticas fueran deslegitimadas. Fue la lucha de las madres, los hermanos, los hijos, los amigos y muchos argentinos la que llevó a que el 15 de junio de 2005 la Corte Suprema de Justicia de la Nación declarara la nulidad de la leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
¿Qué significaban estas leyes? En una palabra, estas leyes significaban la impunidad. Eran el resabio de la dictadura. El aval a la incertidumbre y el miedo generado por la estrategia política más perversa que atravesó el país y la región latinoamericana. Significaba que aquellos que torturaron, asesinaron y fueron culpables o cómplices de 30.000 desapariciones podían seguir en libertad como si nada hubiese sucedido. Significaba una brecha que impedía la verdad, la memoria y la justicia.
Estas leyes era una contradicción para la Argentina del 86 y 87, años en que se declararon. Para aquel entonces el sentir y la subjetividad de la sociedad argentina en su conjunto tenía consciencia de que los asesinos, ladrones y torturadores tenían que ser juzgados y condenados. Estas leyes de la impunidad le dieron la espalda. "Fue un golpe terrible. Por otro lado, fue darnos más energías, fuerzas y fortalecer la convicción de que teníamos que seguir luchando", expresa Marta Rondoletto, familiar de desaparecidos en la última dictadura militar, dejando en claro que esos obstáculos hicieron ver que no se debía bajar los brazos en el camino hacia la justicia. "Al mismo tiempo, eso nos permitió conocer mejor el Poder Judicial. Poder aproximarnos, palpar lo que era el Poder Judicial y ver dónde estaban los núcleos más duros que no les interesaba seguir adelante con todo el proceso jurídico y judicial. Pero al mismo tiempo descubrir que había pequeños o pocos funcionarios que sí veían que era necesario", expresa Marta en relación a la brechas que se abrieron y la posibilidad de hacer posible los juicios por la memoria y la verdad.
En muchas provincias se estaban llevando a cabo los juicios a la verdad que no terminaban de deslegitimar y dar certeza a todo lo que la dictadura se llevó. En el caso de Tucumán, se luchó por una causa penal, federal y con las consecuencias necesarias. Las peticiones, escritos y medidas llevadas a cabo por los abogados de la provincia para estas causas, llevaron a los tribunales federales el sentir de la sociedad. "Ha sido otro espacio de lucha y los juicios que se desarrollaron en todo el país nos están demostrando que teníamos razón y la justicia se convirtió en ese espacio donde se escribió la historia. Ahí hacemos memoria y construimos", afirma Rondoletto.
Y fue la búsqueda de la certidumbre, la historia y la identidad la que llevó a que se diera nulidad a las leyes de la impunidad. De esta manera se dio inicio a los juicios por la memoria, la verdad y la justicia a lo largo de todo el país. De esta manera se logró cerrar mucho de lo que quedó intencionalmente abierto. Se logró enfrentar el miedo y dar voz, cuerpo y vida a los 30.000 desaparecidos a través del relato de testigos que ahora están protegidos. "Si hubiéramos seguido con los juicios de la verdad, eventualmente íbamos a llegar a identificar y no íbamos a tener justicia. Es terrible si hubiera sido así", explica Marta Rondoletto dejando claro que de esta manera se protegen los Derechos Humanos, en especial el derecho a la vida y la identidad. Dos derechos humanos que fueron pisoteados para todos los Argentinos en la década del 70. Dos de los derechos que se reivindican en los juicios de lesa humanidad por y para todos.
Javier Sadir
jsadir@colectivolapalta.com.ar