La Palta

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Algo más que un Código por cambiar

Fotografía de Javier Sadir | Colectivo La Palta

A medida que pasan los años surgen nuevos modos de hacer y de actuar ante las crisis y los procesos sociales. Mantener un Código Penal de 30 años atrás es sostener un sistema jurídico parchado. Que no se desinfle, por más que cada vez esté más inconsistente. ¿Cambio brusco o miedo al cambio? Sobre este tipo de cuestiones rondan los debates que se desataron en el país respecto a la reforma del Código Penal argentino.

"La reforma es como ordenar el cajón después de 30 años. Usted no mantiene la misma ropa en su placard después de 30 años", explica la doctora María Laura Garrigós de Rébori, Presidenta de la Cámara Nacional de Casación Penal, en referencia a la falta de sistematicidad del Código Penal luego de tantas reformas. Esta situación lleva a que muchos ciudadanos desconozcan cuál es la norma prohibida o aquello que no se puede hacer, ante tantos anexos a las leyes del Código. "Es mucho más democrática la norma codificada que la norma desperdigada", afirma Garrigós de Rébori en relación al avance que otorgaría la reforma.

A esto se suma otra cuestión importante que tiene que ver con las nuevas conductas delictivas que se reconocen en el país en relación a los tratados internacionales de derechos humanos. Cabe aclarar que en la pirámide jurídica de Argentina, que grafica el grado de importancia o jerarquía de las normas, los tratados derechos humanos se encuentran en el vértice, por arriba de todo, junto a la Constitución Nacional, de la cual se van a desprender los demás leyes, decretos y ordenanzas.  "Hay un aumento de responsabilidad de los funcionarios públicos y una penalización para las personas jurídicas", dice la Presidenta de la Cámara Nacional de Casación Penal, explicando que los grandes delitos no se pueden llevar a cabo sin una persona jurídica que oculte el aumento patrimonial que esos delitos provocan y que, según la abogada, tienen una importancia más grande que la de los delitos de una persona individual.

El alcance mediático que tuvo la discusión acerca del anteproyecto para reformar el Código Penal llevó a que muchas personas estén convencidas de que la reforma lleve a bajar penas y liberar delincuentes. "En este anteproyecto no hay penas en suspenso como sí tenemos hoy", explica Garrigós de Rébori, acerca del hecho de que hoy a cualquier sanción, si se aplica una pena de tres años o menos, se puede aplicar "en suspenso", condicionada a que una persona no cometa un nuevo delito. "Este Código ha dedicado al cumplimiento de la pena, y a las formas de cumplimiento de las penas, mucho mayor atención que el Código actual", comenta la doctora y afirma que el nuevo Código detalla de manera minuciosa las penas, lo que "va a facilitar la comprensión de lo que está pasando en el sistema penal para la gente que no es abogada".

El viernes a la mañana se discutió el anteproyecto en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario, en el cual participó la Presidenta de la Cámara Nacional de Casación Penal. "Cualquier debate me parece útil", dice la doctora, y agrega que "no creo que se puedan tomar decisiones en un país sin debatirlas". Una estructura democrática que mantiene las mismas formas o rituales, como dice Garrigós de Rébori, de la época de la dictadura, dejan ver que se trata de un trabajo más bien cultural. Y para eso se requiere charlas, debates y actividades que permitan informarse y formar parte de las decisiones que se puedan llegar a tomar. Un proceso que apunta a cambios culturales generadores de dinámicas que permita hacer ver esas cosas que las corporaciones o los intereses de unos pocos tienden a ocultar.

Javier Sadir
jsadir@colectivolapalta.com.ar

Insumos cortesía de FARCo (Foro Argentino de Radios Comunitarias).