El color de los aparecidos
En 2007, el artista estadounidense Brian Carlson fue invitado al Centro de la Recoleta a contemplar una exhibición sobre la violencia en contra de las mujeres. Inspirado por las historias encontradas en la exposición, Brian se dedicó a leer e investigar acerca de los diferentes casos de violencia de género en Latinoamérica. En su búsqueda, el artista extranjero se encontró con hechos de violencia sucedidos entre 1976 a 1983. Casi por casualidad, la historia argentina lo atravesó.
Aquella vez se quedó una semana en Buenos Aires y fue invitado a una visita especial, junto a otro grupo de artistas, a la ex Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). Allí Brian conoció un poco más acerca de lo sucedido durante la última dictadura militar argentina. “El relato de la historia tuvo un profundo efecto sobre mí, podía sentir el sufrimiento en las paredes”, cuenta Brian sobre su visita a la ESMA y agrega que en ese momento hizo la promesa a los desaparecidos de hacer un memorial a través de su arte, “prometí regresar a la Argentina con una exhibición”.
En enero de 2012 la promesa de Brian se transformaba en realidad. Empezó por el retrato de Juan Carlos Abachian, desaparecido en La Plata el 21 de enero del 77. De a poco esa fotografía en blanco y negro fue tomando color. Juan Carlos despertaba. Dejaba la oscuridad para tomar luz propia. Así Brian fue pintando, por orden alfabético, uno y otro retrato. Cuando llegó a los cuarenta, publicó su trabajo en Facebook y los comentarios no tardaron en llegar, con ello los pedidos. Utilizando el Google Translate, Brian se puso en contacto con los argentinos que querían el retrato de su ser querido aparecido por el color. “Las madres de Plaza de Mayo de Rosario me dijeron que en 37 años encontraron a su hijo en una foto en blanco y negro, pero que las pinturas lo traen a la vida”, cuenta el artista, dejando en claro que de esta idea proviene el nombre de la muestra artística “Aparecidos”.
Tucumán pudo disfrutar de la exhibición artística el pasado 23 de marzo, cuando la Casa del Bicentenario recibió los retratos a color con motivo de la vigilia del 24 de marzo. “La experiencia de estar junto a los familiares es muy fuerte”, dice Brian respecto al encuentro con los familiares de la provincia y su presentación en la vigilia. Esta emoción del encuentro se fusionó con la intensidad del artista al elaborar su arte. Cuando Brian pinta los retratos se compenetra con la imagen y puede sentir el dolor detrás de cada rostro. “La gente de Estados Unidos no tiene idea de lo que pasó aquí, ni siquiera de la Operación Cóndor. No entiendo como los presidentes de Estados Unidos avalaron todo esto. Deberían ser juzgados por crímenes de lesa humanidad”, reflexiona Carlson respecto a su mirada como un extranjero que conoció el dolor de los latinoamericanos.
La educación y el arte como herramientas de memoria.
El artista extranjero participó de la marcha del 24 de marzo junto con los organismos de Derechos Humanos. Los jóvenes estudiantes, los cicus y la cantidad de gente que marchó bajo la lluvia intensa emocionaron a Carlson. “Me sorprendió mucho la gente joven y la educación crítica que tienen. Si pasan dos generaciones se lo puede negar completamente. Por ello la importancia de la educación”, plantea Brian.
El pintor considera que el argentino que se queda callado brinda apoyo a la represión. De este modo, reconoce que cuando sucedió la dictadura mataron a 30 mil personas, pero silenciaron con el miedo a todo el resto. Con ello, según Carlson, desapareció el espíritu y la libertad. “Es fácil para mi decirlo, pero el miedo es el miedo”, aclara el pintor. Por ello, él afirma que no va a parar de darles color a las víctimas de la dictadura hasta que esté muy viejo y no pueda continuar. Sin embargo, Brian no quiere que esto quede en una actividad meramente artística, sino que anhela aprovechar el arte para transformarla en una experiencia educativa. El extranjero tiene la intención de contagiar a los estudiantes el entusiasmo por la pintura y que cada uno pueda conocer la historia detrás de cada foto. El primer objetivo de ese proyecto es honrar a los desaparecidos.