UEST: “Seguimos molestando, seguimos haciendo quilombo”
La Unión de Estudiantes Secundarios de Tucumán (UEST) marchó por primera vez en el marco de un nuevo aniversario por la Noche de Los Lápices -hecho fatídico sucedido en La Plata donde fueron secuestrados y torturados estudiantes secundarios que reclamaban por el boleto estudiantil-. A pesar de recordar eventos oscuros, las calles de la Capital de Tucumán se mostraron llenas de alegría, colores y esperanzas. “Este también es un día de militancia y de celebración, de festejar nuestra construcción día a día”, señaló Amparo Álvarez, presidenta de la UEST.
La participación estudiantil en la política sigue creciendo. Y Tucumán no es la excepción. Cientos de estudiantes debaten sobre política, realizan huelgas, asambleas, votan, y demandan mejores condiciones para el alumnado. La utopía y la transformación de la realidad parecen ser sus principales características. Los 16 de septiembre la UEST organiza eventos, pintadas, y sobre todo, lucha. Eso fue lo que hicieron el viernes en la Plaza Independencia, donde recordaron a estudiantes que, como ellos, militaban para construir un mundo mejor. “Estamos escribiendo lo que esos estudiantes no pudieron escribir en ese momento”, expresaba Zoe Piñero Jayat, miembro de la agrupación. “Siento que al ser jóvenes hacemos más ruido y es mucho más poderoso el movimiento”, manifestaba Sandra Bessero, también integrante de la UEST.
A la movilización se sumaron otras organizaciones que militan por los derechos humanos para brindar respaldo a las y los estudiantes y levantar una vez más las consignas de Memoria, Verdad y Justicia. Al respecto, Carolina Frangoulis de la Agrupación H.I.J.O.S. expresaba que “los jóvenes traen la fuerza de esa lucha, y de alguna manera los organismos sentimos en general que les estamos pasando la bandera de la Memoria y de la Justicia. Nuestros 30 mil tuvieron sueños, y esos sueños son los que hoy llevan adelante estos jóvenes. Ellos nos enseñan todo los días a no bajar los brazos, a gritar con respeto y rebeldía”.
A 46 años de la Noche de los Lápices las voces de lucha se multiplican, persisten, sueñan y persiguen revoluciones. “Seguimos molestando, seguimos haciendo quilombo. Es nuestro futuro y más que nada nuestro presente. Tomamos nuestro tiempo de disfrute en trabajar por una Argentina mejor”, afirmaba Álvarez.