Juicio por Ismael: el camino recorrido
Una semana pasó desde que inició el juicio por el homicidio a Ismael Lucena y las lesiones a Marcelo López, que tiene como imputados a cinco policías de Tucumán. Más de cuatro años pasaron desde que Ismael murió en el hospital Padilla a causa de politraumatismo causado por un golpe en su cabeza, lo que le generó un coágulo en el cerebro. Desde entonces, Mondino Becero y Antonio Monserrat se encuentran privados de su libertad al estar imputados en la causa. Los acusados eran miembros de la policía y se encontraban de franco el día en que ocurrió el hecho. Esto llevó a los policías Rubén Tejerina, Luis Zelarayán y José Francisco González a hacerse cargo de lo ocurrido como agentes policiales. Es ahí donde apareció una presunta falsificación de documentación de parte de estos últimos policías que los deja imputados en la causa por la muerte de Lucena.
Desde el lunes 18 de abril se desarrolla en el Palacio de Tribunales de Tucumán el juicio oral y público. En la Sala II se escucharon los relatos de los imputados, los testigos y los planteos de las partes. Hoy, lunes 25 de abril, se espera el inicio de los alegatos y, si el tribunal lo decide, la sentencia a los imputados. Los alegatos tienen como objetivo mostrar cómo se dieron los hechos a partir de la prueba aportada durante el debate. “El relato de cómo nosotros justificamos lo que pasó esa noche con Ismael y con Marcelo se ha logrado demostrar durante este juicio. Eso es algo importante porque de Ismael se dijeron muchas cosas y le atribuyeron responsabilidades que afectan mucho a la familia”, explicó Julia Albarracín, abogada querellante, dejando en claro que este juicio sirve para reparar las subjetividades y el dolor con la verdad. “El nombre de Ismael sí vale. Era una persona sin antecedentes, con un perfil de carácter tímido, sin intenciones de molestar a nadie. Eso es lo que queremos hacer valer en relación a cómo se dieron los hechos”, agregó Albarracín.
El primer día de audiencia los imputados hicieron uso de su derecho a declarar y cada uno intentó justificar su accionar. “Para mí Lucena y López no eran ni delincuentes, ni imputados. Eran víctimas”, declaró Luis Zelarayán. En el relato de los imputados se dio a entender que Mondino Becero y Antonio Monserrat estaban buscando a un conocido ladrón de la zona al que le decían ‘el rengo’. Los acusados explicaron que ‘el rengo’ le había robado a Mondino y querían atraparlo. Tras recibir una llamada de los vecinos informando que había sospechosos por la zona, Becero y Monserrat se cruzaron en su búsqueda con Ismael y Marcelo y pensaron que uno de ellos se trataba de ‘el rengo’. “Les dije a los amigos de Miriam que alcancemos a Mondino Becero, porque yo lo conocía y sabía lo que era capaz de hacer”, declaró Monserrat ante la reacción de Becero de perseguir a los chicos. “Bueno, Mondino Becero ya tenía causas por lesiones. Entonces en la comisaría ya se sabía que si los atrapaba les iba a pegar”, agregó.
En la persecución hubo tiros y golpes. Si bien Monserrat no dijo nada respecto al modo en que Ismael fue agredido, Mondino Becero declaró respecto a ese momento: “yo peché a Lucena en el pecho para reducirlo y chocó su espalda contra la pared. No creo que haya pegado la cabeza. Yo lo vi ensangrentado cuando estaba en el piso”. A esto se sumó el relato de los otros tres policías uniformados que llegaron al lugar después del episodio. Tejerina, Zelarayán y González explicaron que llevaron a los chicos a la comisaría, los asistieron y les preguntaron si querían hacer la denuncia. “Nos confundieron, nosotros no tenemos nada que ver. Solo queremos irnos a la casa”, les dijeron los chicos a los policías, según las declaraciones de Zelarayán. “Entonces les dije que haríamos un acta para que quede constancia de que ellos se hacían cargo. Se las leí en voz alta y la firmaron”, contó González, el oficial de turno. A pedido de la fiscal, González reconoció el acta que él mismo labró. El acta llevaba la firma de Lucena y de López, pero no estaba firmada por el oficial González ni ningún otro policía. Ante esto, el imputado respondió que no firmó el acta porque “se le pasó”.
La segunda audiencia fue la oportunidad para que los testigos presenciales expliquen el hecho. Marcelo ‘Pipí’ López, víctima de lesiones, contó que el día en que fue agredido regresaba de la casa de una amiga con Ismael. Según Marcelo, ellos estaban caminando por el barrio porque se habían quedado sin colectivos cuando dos hombres desconocidos los empezaron a perseguir. “Fuimos hasta la casa de la esquina y allí me encuentro con un hombre. Le pido ingresar a su casa porque pensaba que nos querían robar”, declaró Pipí López y contó la violencia con la que Mondino Becero los interceptó. Un golpe seco, el grito y el llanto de Ismael fue lo que Marcelo López contó respecto al momento en que se produjo la herida letal. También prestaron declaración Miguel y Alejandro Álvarez, propietarios de la casa en la que los chicos pidieron auxilio. “El otro policía (Mondino) le pegaba a un chico que tenía un pañuelo (Pipí). El que estaba en el piso (Ismael) gritó que no le peguen a su amigo porque estaba operado y tenía platino en la cabeza. Cuando me entero de eso le grité al policía ‘¡ya basta!’”, declaró Alejandro Álvarez en el juicio. “Los golpes venían de todos lados. Estaba nervioso y no sabía dónde estaba mi amigo. Me sacaron el cinto y me ataron las manos. Quedé sin fuerzas en el piso, por los golpes”, relató Pipí López. “Si lo hubieran llevado a la asistencia, Ismael no perdía la vida. La vida vale mucho. Así no tiene que actuar la Policía”, declaró Miguel Álvarez.
Peritos, médicos forenses y toxicólogos declararon acerca de sus estudios. Los expertos echaron luz sobre la herida letal sufrida por Ismael y el tipo de elemento que podría haberla causado. Además se escucharon las declaraciones de los testigos que surgieron del relevamiento vecinal de barrio El Gráfico II, donde ocurrió el acontecimiento. Entre las palabras de los vecinos estuvo la de Soledad Martorell, vecina de Mondino Becero y Antonio Monserrat, quien contó que “antes de que yo venga a declarar, unos hombres bien vestidos me dijeron que si sabía algo, no diga nada”.
Hoy comienza la etapa final en la que se espera que la Justicia sentencie a la violencia y marque un precedente en las causas de violencia institucional. El peregrinar de Isabel de la Cruz, cuñada de Ismael, fue largo. Desde la primera vez que pisó Tribunales sintió que la lucha en la Justicia sería cansadora. En esa lucha Isabel tuvo que soportar dilaciones, dos suspensiones del inicio del juicio, cambios de jueces a cargo de la causa y el camino burocrático que conlleva la elevación a juicio oral de una causa. “Seguiré militando por estas causas, porque aprendí caminando Tribunales y me gustaría ayudar a otras personas que están pasando por lo mismo. Las instituciones están hechas para cansarse y se necesita de gente que levante la bandera”, dijo Isabel de la Cruz. Con intervenciones artísticas, la mesa de apoyo a Ismael Lucena acompañará el final del juicio. Por eso, desde el mediodía y hasta el inicio de los alegatos se presentarán actividades que llamen la atención del público y abran el debate sobre la brutalidad policial y la criminalización de la pobreza.