Megacausa Jefatura III: desaparecidxs por la policía
“No la busque más porque su hija está muerta”, fue lo último que el papá de Mariana Haydee Cisneros escuchó sobre ella. Mariana tenía 20 años, era estudiante de agronomía y militante de la Lealtad Peronista cuando fue secuestrada y desaparecida, junto a su pareja René Humberto “Tucho” Cruz, en 1977.
Juan Cisneros vivía junto a su hermana en una pensión en San Miguel. Días previos a su desaparición, ella decidió pasar Semana Santa en Catamarca. Él decidió quedarse. Una tarde, dos hombres se presentaron en su puerta, preguntaron por “Tucho” Cruz y dijeron que venían de parte de su padre, pero él estaba en Jujuy y su papá había fallecido hace varios años. A Juan se le prendió una alarma y comenzó a sospechar de estos sujetos. Al enterarse de este episodio, Mariana y René decidieron irse a Jujuy por un tiempo.
El momento más difícil para Juan fue cuando su padre llegó de Catamarca a traerles dinero. En la sala de audiencias, Juan hace silencio y recuerda. Le cuesta poner en palabras ese día. Toma agua para recuperarse y continúa. “Fue el momento más duro de mi vida porque le tuve que decir que a mi hermana la buscaba la policía. No me olvidaré nunca de la cara que puso él”, dice, y el dolor lo atraviesa haciendo que su voz se quiebre. Por un mes tuvieron noticias de Mariana, luego no supieron nada más.
Su papá la buscó por todos lados, nadie le dio respuestas. Hasta que un día, un oficial que le había prometido averiguar sobre su hija, le dio la noticia que nadie quería escuchar, le dijo que dejara de buscarla. Su papá bajó los brazos y dejó de buscar.
“Pasaron muchos años y, un día, me enteré de que una persona detenida en la Jefatura pudo recopilar una documentación y la publicó. Ahí figuraba el nombre de mi hermana y el de Tucho”, recuerda Juan. Mariana y René tenían, al costado de sus nombres, las siglas DF (Disposición Final), que indicaban que habían sido asesinados.
Miles de personas fueron desaparecidas durante la dictadura cívico-militar, dejando familias enteras en medio de la incertidumbre. Juntando piezas de un rompecabezas por años para poder entender. Dejando un vacío enorme y un dolor profundo en sus vidas.
La última vez
“Susy la policía me está golpeando la puerta”, fue la última frase que escuchó Nelly Susana Valladares de su madre Nelly Dupuis, un viernes 22 de abril de 1977. Esa fue la última vez que supo de ella. Más tarde, dos mujeres le confirmaron que a su madre la había llevado la policía.
En ese entonces, Nelly vivía con su nieto Héctor de un año. “Al día siguiente me llamaron por teléfono de la Comisaría 11. Me dijeron ‘señora pase por la comisaría porque acá está su sobrino y la llama’ y fui”, cuenta Susana en la sala. A Héctor lo habían encontrado en el parque 9 de Julio con un letrero en su pecho. En él estaban sus datos. A pesar de su corta edad, había algo que repetía siempre, un recuerdo que quedó en su memoria: “A la abuela se le cayeron los dientes y me llevaron a una casa con puertas verdes”.
Susana no supo nunca más de su mamá. Su mayor miedo fue que haya pensado que nunca la buscaron, cuando lo cierto es que la familia movió cielo y tierra tratando de dar con su paradero. Tratando de encontrar un rastro, una pista que indicara que su mamá estaba con vida en algún lugar. Sin embargo, lo único que supieron con certeza fue que a Nelly la llevó la policía, que ese 22 de abril cortaron la calle, ingresaron a su casa y dejaron todo desparramado.
Tanto Juan como Susana, escucharon por última vez de sus familiares, sin saber que sería la última vez. Sin saber que no aparecerían más y les tocaría convivir toda una vida con eso. Les tocaría quedarse con aquellos recuerdos de lo que fueron y buscar, por muchos años, justicia, recordando sus nombres para no olvidar.
Como estas historias, pasaron muchas más en la quinta audiencia por la megacausa y continuarán el próximo 24 de julio.