Megacausa Jefatura III: Una madre y una búsqueda incansable
47 años sin saber de su hijo, sin respuestas, sin miedo. Años de búsqueda y lucha incansable, de pie y sin bajar los brazos, manteniendo la esperanza de algún día encontrarlo. 47 años lleva Julia Castillo buscando a su hijo Hugo Pastor Juárez, secuestrado y desaparecido el 11 de diciembre de 1976. 47 años enfrentando todo obstáculo.
Julia tiene los recuerdos intactos a pesar del tiempo, a pesar del dolor. Recuerda detalladamente ese día. Recuerda que hacía mucho calor, que policías y militares ingresaron a su casa en Bella Vista, que preguntaban una y otra vez por su hijo. Pero esa noche él se encontraba en Taco Ralo y aunque Julia lo sabía, no quiso decirlo. Entonces los golpes comenzaron. La golpearon en frente de sus demás hijos, no querían que prendiera la luz, querían ocultar su identidad. El miedo y los gritos inundaron aquella casa hasta que uno de sus hijos, ante la desesperación, les dijo dónde estaba Hugo y desde ese día nunca más supieron de él.
“Se llevaron a una persona honesta, sensible”, dice Julia Castillo que, a sus 82 años, se sienta frente al Tribunal y declara. Los días posteriores a la desaparición de Hugo, ella lo buscó por todos lados. Fue a la Escuelita de Famaillá, al Cementerio del Norte, al Pozo de Vargas y al Ingenio Nueva Baviera, sin obtener resultados. Eso la llevó a ser testigo de los gritos y las súplicas de otras personas que, como a su hijo, las habían secuestrado. Intentó denunciar en la Jefatura de Policía, en Taco Ralo, en Bella Vista, pero nadie le quiso tomar la denuncia, la trataban de loca y la sacaban a empujones.
“He luchado, sigo luchando y seguiré luchando porque no voy a bajar los brazos. Que la justicia los condene y vean el dolor que yo pasé. Yo solo quiero saber de mi hijo, quiero saber dónde están sus restos” pide la mujer. Pide por su hijo y por los 30.000 desaparecidxs durante el terrorismo de Estado. Pide por las madres que nunca más supieron de sus hijxs. Pide por su lucha. Pide para poder descansar, para poder saber que en algún lado su hijo está.
Búsqueda, amedrentamiento y persecución
La búsqueda de Julia la obligó a abandonar su hogar junto a sus hijos. La persecución y el amedrentamiento que sufría por parte de los militares se volvieron cada vez más frecuentes. Tres veces ingresaron a su casa y la sacaron, la golpearon y la torturaron. Querían que dejara de buscar, que abandonara todo, que olvidara a su hijo. Pero Julia fue fuerte y siguió buscando.
La tercera vez fue definitiva. Durante la madrugada la golpearon y la dejaron a unas cuadras de su casa, abandonada en medio de la nada. La mujer recobró sus fuerzas como pudo y, a paso lento, regresó. “Mi hijo me encontró y yo no le quería decir qué me pasaba, le dije ‘me caí’ porque no quería afligirlos. Ya me habían quitado a un hijo y no quería que me quiten otro”, dice Julia y se le hace inevitable no llorar al recordar todo lo que pasó, su fuerza para ocultar la tortura que estaba sufriendo. Esa vez no dudó más y abandonó el lugar que, por tantos años, había sido su hogar, pero que ya no se sentía seguro.
La persecución no terminó ahí, continuó por un tiempo más, obligándola a ir de un lugar a otro hasta que un día decidió mudarse a Buenos Aires para respirar un poco de paz. A pesar de eso, de vez en cuando, debía dar direcciones falsas por miedo a que la encuentren.
Ni las torturas, ni el miedo, ni las amenazas hicieron que Julia abandonara la búsqueda de su hijo. Todavía, con sus 82 años, espera justicia. Espera encontrar sus restos, saber dónde y por qué hace 47 años llevaron y desaparecieron a su hijo Hugo Pastor Juárez. Ella, como las y los testigos que pasan por la sala de audiencias, busca respuestas, busca encontrar en este juicio un poco de justicia.