Leyes que matan
Todos los días hay algo para recordar o celebrar. El almanaque se tiñe de rojo en las fechas más importantes, los comerciantes confían en ciertos días del año para levantar sus ventas y cualquier efeméride sirve para festejar con amigos y familiares. El 17 de mayo estuvo dedicado a conmemorar diversas causas y hechos. Dos de ellos, el día de Internet y el día internacional contra la homofobia y la transfobia, parecían estar unidos solo por esa coincidencia. Esto hasta que una ley en Uganda a punto de ser votada generó una reacción digital que, solo por ahora, le puso freno a la brutalidad.
La ley en cuestión fue tratada por medios y público en general como una ley para matar gays. Siendo precisos, la situación era más compleja. En Uganda, como en muchos otros países, ser homosexual es un delito. Lo que se pretendía con esta ley era elevar la pena a prisión perpetua para los casos usuales, y a pena de muerte para aquellas personas culpables de homosexualidad agravada (los casos en los que uno de los participantes sea un menor, un portador de HIV, un discapacitado o un reincidente serial) (1).
Una agujero de gusano parece haber unido una propuesta retrógrada con una respuesta acorde al siglo veintiuno. Lo que en otra época habría pasado desapercibido para un mundo que tiende a darle la espalda a África y a mirar a los homosexuales de reojo, se extendió por Internet con una velocidad inusitada, permitiendo a los grupos de Derechos Humanos la oportunidad de actuar y hacer sentir su voz. Más de un millón y medio de personas firmaron una petición que clamaba: "Apoyamos a todos los ciudadanos que en Uganda están exigiendo a su gobierno la retirada del proyecto de ley anti-homosexual y la protección los derechos humanos universales consagrados en la Constitución de Uganda. Pedimos a los líderes ugandeses y a los países donantes que se unan a nosotros en el rechazo de la persecución y la defensa de los valores de justicia y tolerancia".(2)
La presión global rindió sus frutos el 13 de mayo, día en el que el Parlamento no llegó a votar la ley y ésta quedó archivada. Es una victoria parcial, no solo porque una nueva ley con el mismo espíritu puede ser presentada en el futuro y, si el mundo está distraído, recibir un voto favorable. En otros países, la pena de muerte es una realidad para gays, lesbianas y transexuales, y no solo por ley. La intolerancia, la discriminación y la indiferencia también pueden matar.
(1) Fuente: BBC News.
(2) Fuente: Avaaz.