Y se hizo la ley
Identidad de género: Vivencia interna e individual del género tal como cada persona la siente, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento de nacimiento, incluyendo la vivencia personal del cuerpo.
Hace casi dos años en el senado se discutía la ley de matrimonio igualitario. Las voces en su contra se hicieron escuchar con marchas y contramarchas, con debates en los diferentes medios de comunicación pero principalmente con discusiones de todo tipo en las mesas familiares, entre amigos y compañeros de trabajo. En aquella ocasión muchas personas consideradas de ideas progresistas y mentes abiertas dejaron ver su lado más conservador y prejuicioso. Todo eso parece haber quedado atrás y las consecuencias nefastas que se predecían no sucedieron. Todo lo contrario, se ampliaron los derechos civiles y toda la sociedad dio un paso adelante.
Esta semana el senado aprobó la llamada “Ley de identidad de género”. Esta ley reconoce el legítimo derecho de una persona a elegir ser quien desea ser, a decidir sobre la parte más íntima y más privada de su vida, y a exigir que su decisión sea respetada en los ámbitos públicos.
La legislación debe acompañar los reclamos y necesidades de la sociedad para la cual legisla y este es el caso, sin embargo no debe olvidarse que la presión para que esto suceda viene desde la sociedad misma. Es esperable que el poder político pretenda ganar voluntades y votos de aquellas “minorías” cuyos derechos son reconocidos, por lo que es menester que todos los grupos sociales tengan presente que fue su compromiso y su lucha lo que puso en el centro de la discusión la necesidad de la ampliación de sus derechos. Si bien es cierto que para que los cambios legales se produzcan debe existir una decisión política que lo haga posible, no es menos cierto que la presencia constante de los reclamos por el merecido reconocimiento puede quebrar cualquier falta de voluntad por parte de quienes gobiernan. En tanto esto no se pierda de vista serán menores las posibilidades de ser utilizados para fines individuales o partidarios.
Por todo lo dicho y haciendo honor a la verdad, el mérito de tan importante ley aprobada por unanimidad en el senado es de la comunidad LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales), que más allá de sus diferencias internas pudo aunarse en años de lucha y hoy da un paso adelante en un país lleno de prejuicios.
Gabriela Cruz
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