La Palta

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Una jornada para terminar con la violencia

Lo natural no es que te peguen, lo natural no es que te maten, lo natural no es que esta sociedad tenga un caso más de violencia o que los medios lo saquen como un caso más.

El viernes 24 de agosto se realizó la Jornada Nacional por la declaración de la ley de emergencia en violencia sexual y doméstica, donde miles de mujeres salieron a la calle a exigir por sus derechos y denunciar la opresión que existe por parte de los hombres. En todas las regiones del país se llevaron a cabo diversas actividades como marchas, jornadas y encuentros de mujeres, con el objetivo de reclamar la intervención del Estado Nacional en la problemática.

Con la consigna “Basta de femicidio”, gran cantidad de provincias se sumaron a esta manifestación, siendo Tucumán  considerada una pionera. Más de 30 organizaciones sociales, políticas y sindicales se concentraron en la plaza Urquiza, y acompañaron a los familiares y amigos de mujeres víctimas de la violencia por parte de sus parejas. Iniciada  la marcha, se dirigieron hacia la Legislatura, donde la "Casa de la Mujer de Norma Nassif" presentó las casi 10 mil firmas conseguidas desde el 2007, en busca de que el gobierno provincial intervenga en la problemática que afecta a gran cantidad de mujeres.

La manifestación se dirigió a plaza Independencia con cánticos y carteles que expresaban la necesidad de que existan leyes que protejan a las miles de tucumanas afectadas por el maltrato de sus maridos o novios, que por su condición de hombres se creen poderosos para someter a sus parejas a la violencia.

“Consideramos que es importante que esta provincia declare la ley de emergencia y se trate el tema de violencia con la urgencia que necesita. El tema de que se sigan matando mujeres y que nadie diga algo, que sea una noticia más, eso nos preocupa muchísimo y consideramos que tiene que ver con la falta de políticas de estado”, expresó Julia Leonor Cruz de la agrupación CTA.

Las fotos de Marcela Chiaro, Marquesa Bernucio, Aida Correa, María Medina, entre otras, estuvieron en las pancartas que con dolor llevaban sus familiares, lamentando que los asesinatos de sus hijas, hermanas o amigas habrían podido ser prevenidos si hubiese existido un interés por parte de la policía y la justicia que no intervinieron ante el pedido de ayuda de estas mujeres debido al hostigamiento de sus parejas.

Durante las palabras de las diversas oradoras, entre ellas dirigentes gremiales, alumnas  universitarias y de escuelas secundarias, y amigos de víctimas de femicidio, se planteó el repudio a la libertad del asesino de Wanda Taddei y de muchas otras mujeres, para asistir a eventos sociales promovidos por el gobierno nacional.  Además, se manifestaron las cifras de los casos de femicidio existentes en el país y la provincia en particular. “En Tucumán, en los últimos tres meses hay seis casos y en el país, estudios hablan que desde enero a mayo cada 37 horas muere una mujer; una mujer que tiene nombre y apellido, que tiene una familia y ha muerto por causas que podrían haberse evitado si hubiese un circuito que pudiera contener este tipo de situaciones”, manifiestó Julia.

A pesar de vivir en un nuevo siglo, en el que muchas cosas avanzaron tanto en el plano público como privado, todavía existen discursos propios de una sociedad machista que avala los maltratos hacia las mujeres y los justifica con frases tales como “por algo será”, “si sigue ahí es porque le gusta”, “si vuelve es porque quiere que la golpeen”; desconociendo las dificultades particulares de cada una, avalando la violencia y con ello la injusticia e impunidad. Julia Cruz consideró que “es muy difícil cortar esta situación de violencia y más si hay una dependencia económica. Adónde va una mujer con cinco o seis hijos, cuánto tiempo la puede tener su familia, que por supuesto es también pobre como en la mayoría de los casos, también por supuesto pasa que en todas las clases sociales, pero hay otras maneras de sanar esto”.

La lucha es larga y difícil, se requieren de muchos elementos para lograr erradicar este flagelo social que en los últimos años tomó mayor visibilidad, pero también son muchas las mujeres y los hombres que desean el respeto para quienes son sus madres, esposas, novias, hijas y hermanas. Un problema semejante no se termina de un día para el otro, pero finalizará cuando exista interés por cambiar la situación, tanto de la sociedad como del poder político.

Delfina Campero

dcampero@colectivolapalta.com.ar