Que todos los colores sean visibles
Si hay algo que caracterizó al año 2010 fue la visibilización de la comunidad LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y Travestis). En aquel momento llegó a convertirse prácticamente en un lugar común expresiones como ‘de esto ahora se habla en la mesa familiar’. La discusión por la legislación de lo que se llamó el matrimonio igualitario hizo que todos los argentinos hablaran del tema. Voces a favor, voces en contra y muchas otras posiciones intermedias. Todos habían empezado a opinar sobre un tema que hasta hacía pocos años era tabú. “En ese clima de ‘lucha alegre’ te aparece este golpe de realidad”, dice Mariana Paterlini cuando piensa en lo que significa el Día de la Visibilidad Lésbica. Mariana fue una de las integrantes de Cruzadas, una organización de mujeres lesbianas que luchaban por la visibilización de la diversidad sexual.
El golpe de realidad del que habla Mariana fuel el 7 de marzo del 2010. Natalia Gaitán, la ‘Pepa’, fue asesinada por el padrastro de su novia. La mató ‘por ser lesbiana’, como si ser lesbiana fuera un delito, una ofensa, una enfermedad. Pero de esas tan grandes que el único remedio pudiera ser la muerte. Pero no. Aquí el crimen lo cometió ese hombre, el delito fue en nombre de la homofobia. Y sí, la homofobia mata.
En medio de la algarabía y las emociones compartidas, entre discusiones y acciones por la legalización del matrimonio entre parejas del mismo sexo. En medio de esa ‘lucha alegre’ como dijera Mariana, la noticia del asesinato de la ‘Pepa’ Gaitán vino a dar un sacudón. A poner sobre la mesa que a pesar de todos los avances en lo que respecta a los derechos de la diversidad sexual, estas cosas seguían pasando. Desde entonces, en el país, el 7 de marzo se convirtió en el Día de la Visibilidad Lésbica. Un día que, como reflexiona Paterlini, nació de un hecho atroz y doloroso, pero que tiene que ser una especie de recordatorio de que todavía hay mucho por hacer.
Cada 7 de marzo se piensa no solamente en el asesinato de Natalia, sino que se lo piensa en la particularidad del contexto en que sucedió. 2010 quedará entonces como el año en que la coyuntura pasó por el reconocimiento y la ampliación de los derechos. Una ley producto de un proceso de lucha y reivindicación. Una ley que fue fundamental para un cambio social. “El mismo cambio que puso sobre la mesa la lesbofobia”, agrega Carolina Frangoullis, militante de la Federación Argentina LGBT. “Los días estos son golpes de realidad, son días especiales. Hay que salir a mostrar que todavía existen los espacios de desigualdad sin dejar de reconocer los avances. Salir a decir que no todo es multicolor. Todavía hay mucho blanco y negro”, dice Mariana Paterlini. La misma que se compromete en la realidad cotidiana porque sabe que todavía falta. Que siempre falta. La que cuando recuerda la noche en el Congreso mientras se sancionaba una ley que daba igualdad de derechos se emociona y hace que uno se la imagine con la bandera multicolor, con la cara pintada y con las lágrimas de felicidad al saber que el cambio estaba siendo posible.
Gabriela Cruz
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