Colectivo trans: un sector excluido y olvidado
Marcia Albornoz tiene 26 años, vive en Tafí Viejo y es licenciada en Trabajo Social. Ella es la primera mujer trans trabajadora social del país. Se desempeña como auxiliar estudiantil en la materia Práctica de Recursos de la Comunidad de la carrera y en la oficina de recepción de casos y denuncias de Niñez, Adolescencia y Familia. Estas semanas ha sido testigo de la discriminación en su “máximo esplendor”, como ella misma lo describe.
Luego de la desinformación generada por muchos medios de comunicación, las redes sociales y las calles se han convertido en los lugares donde transitan de las más diversas opiniones sobre un subsidio, que se ha dado por sentado, para personas trans de más de 40 años. La discriminación y la marginación que sufre históricamente la comunidad trans se han visto plasmada en muros de Facebook, cuentas de Twitter, en la boca del chofer de colectivo, en el señor almacenero, en la señora bien. Todos han opinado.
“Antes que nada, esto es un proyecto del año 2012 que ha perdido estado parlamentario”, comenzó Marcia. A lo que ella se refiere es al proyecto presentado por la legisladora de la ciudad de Buenos Aires, María Rachid, perteneciente al Frente para la Victoria. Lo que sucedió este año es que el proyecto perdió estado parlamentario, es decir que los diputados no lo han discutido y ahora se ha extendido la fecha de vencimiento para darle una nueva oportunidad de debatirlo. El proyecto es para la ciudad de Buenos Aires y establece que el subsidio sería de 1.200 unidades fijas (1) para personas trans de 40 años en adelante. Esto surge del análisis de situación que se hace y del que resulta que una persona trans de esta edad es considerada como sobreviviente, debido a que la esperanza de vida para este sector de la población es de 35 años. En el 2012 este subsidio equivalía a $1.992 pesos. Cuando el gobierno de Capital Federa, subió el monto de la unidad fija de $2 a $6,40, se disparó el monto del subsidio. La propia legisladora Rachid opina que la suma tiene que ser coherente con otros subsidios que son percibidos por otros grupos vulnerados, según aclaró Albornoz.
Marcia contó que todo este ataque generó enojo en el colectivo trans. “No es lo que nosotros (hombres y mujeres trans) queremos”, dijo. Según explicó, lo que se busca desde el colectivo, y por lo que se lucha, son políticas de inserción laboral, de inclusión, políticas profundas de empleo. Esa, dice, es la mirada de las personas trans jóvenes, pero la situación es distinta para personas de más de 40 años que han pasado por un proceso complicado de marginación y discriminación, que nunca han tenido la formación más elemental y tampoco han tenido experiencia en ningún trabajo. “Creo que hay una falta de solidaridad y una falta de ponerme en el lugar de otro, un individualismo total en la sociedad argentina que ataca, insulta, agrede y lastima”.
Marcia obtuvo su título de licenciada en agosto de este año. Su tesis final fue una investigación sobre la inserción laboral de las personas trans en la provincia. A partir de las conclusiones a las que ha llegado se puede decir que la realidad es desalentadora para un gran porcentaje de las personas que integran el colectivo. “La situación es que la mayoría no termina ni siquiera la primaria dada la discriminación que se vive en la propia escuela y de sus compañeros. Automáticamente abandonan los estudios, sin contar que el 90% de las familias expulsan a las chicas trans. Así se van reduciendo las posibilidades de armar tu proyecto de vida”, señaló.
Si bien existen líneas de inclusión (2) que en el discurso tienen por objetivo generar espacios de participación e inclusión laboral, no producen cambios estructurales porque no tienen en cuenta diversos factores. Según contó Marcia, la mayoría de las chicas trans desconoce la existencia de estas líneas de inclusión, el monto que se percibe es de $225 por mes y no se tienen en cuenta factores que hacen a la vida cotidiana de la persona trans. “Una persona que toda su vida ha estado acostumbrada al maltrato de la sociedad y de las instituciones, traerla de golpe genera una reacción adversa. Es un proceso que se debe trabajar en profundidad y siempre teniendo en cuenta la realidad en la que viven las personas trans. Hay que trabajar políticas poniéndose en el lugar del otro, no como parches de la situación”, explicó Marcia, agregando “he entrevistado chicas que me dijeron ‘nunca he salido de día’, ‘me da vergüenza’, ‘tengo miedo’”. Así dejó ver que la realidad no es tomada en cuenta a la hora de pensar en políticas públicas que tiendan a incluir.
Marcia dice que es una afortunada; que ha nacido en el seno de una familia que, a pesar de lo complejo del proceso de aceptación, la ha comprendido; que ha podido concluir sus estudios y hoy es licenciada en Trabajo Social, pero asegura que es la excepción. La realidad de las personas trans es muy distinta. Sufren la discriminación desde la escuela, son expulsadas de sus familias, nadie las emplea y esto lleva a que su único medio para subsistir sea la prostitución. “La mayoría sale a trabajar y no sabe si vuelve a su casa. En la calle se sufre mucho y se sigue viviendo la discriminación y la marginación”.
Si bien los avances en materia de Identidad de género han sido grandes, aún queda mucho por cambiar. A la pregunta de cómo se hace esto, Marcia fue contundente: “falta capacitar y concientizar a la población y a las instituciones. Para generar un cambio cultural esto es primordial”.
(1) Las unidades fijas son un sistema de medida que se usa en diferentes leyes sobre impuestos, multas o subsidios y sirve para que cada vez que la inflación suba no haya que modificar todas estas leyes.
(2) En el año 2012 se firmó un convenio entre la Secretaría de Trabajo, el Gobierno de la provincia de Tucumán y el INADI sobre una línea de inclusión para personas trans. http://inadi.gob.ar/2012/04/convenio-de-capacitacion-entre-el-inadi-y-el-ministerio-de-trabajo/