8M: el grito feminista en el mundo
La lucha feminista es global. Las banderas de igualdad salarial, derechos laborales para las identidades trans y el cese de la violencia hacia las mujeres y disidencias son reclamos en todo el mundo. Por las mujeres y disidencias siguen muriendo en manos del patriarcado.
En España, entre las fracturas y los avances, los movimientos feministas de Madrid se concentraron para conmemorar su fecha más relevante y convocante.
Las últimas semanas el debate público estuvo teñido de fuertes confrontaciones que tuvieron a los feminismos como eje central. La innovadora Ley llamada “sólo si es si”, aprobada en 2022 y que puso el consentimiento en el eje de las relaciones sexoafectivas a la vez que trató de salirse del punitivismo como única respuesta a las violencias machistas, fue certeramente puesta en discusión por los sectores conservadores de la política y la justicia, ante lo cual el socio mayoritario del gobierno (PSOE) respondió con una reforma que según las Ministras de Unidas Podemos (autoras del proyecto) volteaba el espíritu de la Ley. La reforma se concretó el 7 de marzo después de semanas de fuertes discusiones que pusieron al gobierno de coalición al borde de la ruptura.
Por otro lado, la Ley trans, aprobada en febrero, escandalizó a la parte biologicista del movimiento feminista (que tiene un peso relativamente importante en la movilización de las mujeres) enrareciendo aún más el debate en la opinión pública. Incluso representantes de ese espacio irrumpieron en el acto oficial del 8M del Ministerio de Igualdad para exigir a la ministra Irene Montero que definiera “qué es una mujer”. “Quieres decir que no existen las mujeres con pene -contestó Montero-, es decir que las mujeres trans no son mujeres, pero mi obligación como ministra de igualdad es respetar y hacer respetar los derechos humanos… quienes ejercen violencia contra las mujeres no son las personas trans, es el patriarcado” finalizó la ministra.
Estas divergencias se expresaron en la manifestación en columnas diferenciadas que marcharon por caminos diferentes. Sin embargo, la convocatoria general volvió a ser masiva (especialmente la marcha transinclusiva), las reivindicaciones generales siguen teniendo la fuerza necesaria para empujar nuevos avances como la Ley trans o el proyecto de Ley para una cuota mínima del 40% de representación de las mujeres en las listas electorales, los consejos de ministros y ministras (órganos colegiados de gobiernos, nacionales, autonómicos y municipales), los consejos de administración de las empresas privadas o los consejos directivos de los colegios profesionales. A pesar de las diferencias, lo que sobresale es el deseo y la necesidad de cambiarlo todo.
Así se vivió el 8M en grandes ciudades del mundo como Berlín, Madrid, Barcelona y Lyon.