La Palta

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Vida de perros... en la calle

Los seres humanos, a lo largo de sus vidas, proyectan quehaceres y labores como experiencias únicas que desean vivir. Comprar un auto, escribir un libro, plantar un árbol… ¿adoptar un perro?

Tener una mascota en casa forma parte de esas vivencias indescriptibles y que toda familia desea experimentar. Sin embargo, el incremento exacerbado de población canina callejera generó múltiples perjuicios que afectan la convivencia, el bienestar y la salud de las personas como así también de sus semejantes y el medio ambiente. Estos perjuicios difícilmente serán revertidos o superados si no se desarrollan pautas de conductas orientadas a que el hombre ejerza la tenencia responsable de sus animales.

Lamentablemente, en Argentina, cada vez hay más hogares sin cachorros y más cachorros sin hogares. Esta realidad se ve reflejada en los cientos de perros callejeros que día a día se cruzan con personas apuradas o persiguen a algún que otro transeúnte con la esperanza de que éste le permita ingresar a su vida. Además la mayoría de estos indefensos animales sufren desnutrición, enfermedades, lesiones por accidentes de tránsito, peleas, abusos, maltratos y trastornos que hacen de su vida una tortura.

Como si eso fuera poco, los animales de la calle pueden ser víctimas de procedimientos crueles de captura y métodos no humanitarios de sacrificio como envenenamientos, electrocución y ahogamientos. Todo esto en consecuencia al malestar producido a la población por el ruido y la suciedad, invasión de predios públicos y privados, alteración de la relaciones interhumanas por conflicto entre perros, temor y lesiones por comportamientos agresivos, entre otras acciones de parte de caninos y felinos urbanos.

Lo cierto es que desde el punto de vista de la salud pública, los perros vagabundos pueden actuar como vectores, transmisores o reservorios de más de 60 enfermedades zoonóticas, es decir, enfermedades que se transmiten del animal al hombre. También pueden constituir un factor de riesgo para epidemias de patología como rabia, leishmaniasis viceral, etc. Sin dejar de lado la contaminación por fecalismo, ruptura de recipientes y diseminación de residuos. Por otro lado son causantes de innumerables accidentes por mordeduras y de tránsito.

Es por ello que surgió un “Programa Integral de Control Humanitario de Poblaciones Caninas y Felinas para la Provincia de Tucumán” a cargo del Médico Veterinario Luis Ernesto de Chazal. Dicho programa tiene entre sus objetivos generales:

  • Controlar y reducir la población de caninos y felinos callejeros en la provincia, sobretodo en áreas urbanas y suburbanas.
  • Formar un sistema descentralizado de control de zoonosis y prevención de accidentes por mordeduras, sobre todo de vigilancia activa de rabia y leishmaniasis viceral.

Este programa surge como reclamo a la situación actual en la provincia donde no existen datos precisos de población animal que permitan obtener información sobre número, caracterización ni estratificación de poblaciones debido a la falta de elaboración de una programación sistemática para llevar a cabo un control a nivel provincial, municipal o comunal. Además de la ineficiencia de servicios veterinarios y/o zoonosis que traen como consecuencia el sobreesfuerzo y frustración de entidades protectoras o personas, que actúan en forma aislada en sus actividades benéficas.

Entre estas organizaciones voluntarias se encuentra la “Cadena Mascotera de Tucumán” o “Patitas en la calle” y otras organizaciones independientes que se encargan de cuidar animales callejeros y buscarle un hogar, aunque no son suficientes como para hacerse cargo de todos los animales que viven esparcidos a lo largo y a lo ancho de la provincia.

Esta es la impactante realidad de los animales callejeros, en especial los perros, que pasean por las calles de la ciudad totalmente inconscientes de su situación.

La tenencia responsable de animales y la educación sobre ella son esenciales a la hora de hacerse cargo de una mascota. Si la sociedad no toma conciencia con respecto a esto, no será posible acabar con los perjuicios que se originan.