No destruyan mi cerro
Así se llama su grupo. No tiene muchas vueltas y el que no lo entiende es porque no quiere. “No destruyan mi cerro”. Claro y conciso, como las actividades que realizan. A muchos les basta con meterse el papelito de la golosina en el bolsillo o no pisar alguna flor. Pero este grupo va más allá, y con Estela Figueroa a la cabeza, mañana junto a otros grupos realizarán una limpieza del Cerro San Javier.
“La idea no fue nuestra, sino de Damián Rivadeneira, quién nos invitó como grupo a participar de una idea que se le había ocurrido, que consiste en limpiar el Cerro San Javier el día 25 de mayo desde las 8.30 de la mañana”, explicó Figueroa a La Palta. Y según parece, la actividad no es ninguna improvisación. “La idea es abarcar lo más posible. Un grupo va a ir por la ruta limpiando los laterales. Otro intentará sanear un poco la senda de las cortas. Con mi grupo vamos a intentar dejar un poco mejor la zona que comienza en la rotonda de la avenida Presidente Perón, porque apesta (sic)”.
La logística tampoco fue dejada al azar. “Para los miradores va a haber un grupo de personas con arneses y cuerdas, que serán los encargados de esa zona. También habrá cuatriciclos, la colaboración de la policía que va a mandar banderilleros para que las personas que transiten en la ruta lo hagan con precacución y una empresa donó contenedores para los residuos” explicó la cabeza del grupo “No destruyan mi cerro”. La organización, a priori, parece ser su punto fuerte.
Para la comunicación no se utilizaron panfletos ni nada por el estilo. Cuidar la naturaleza no quiere decir quedarse en el tiempo y no acomodarse a las facilidades que la tecnología ofrece. Por esto, Facebook fue la principal plataforma para invitar a todo aquel que quisiera sumarse a esta convocatoria, con la invitación a un evento que llevaba como título “Vamos a limpiar el Cerro San Javier, sumate”. Hasta el momento 167 personas confirmaron por este medio que irán, aunque Figueroa descree un poco de estas cifras.
Esta actividad no será la primera que realiza “No destruyan mi cerro” para hacer de este mundo un lugar un poquito más habitable. La última actividad fue llevar donaciones a la escuela 342 del Infiernillo, hecho que Estela no puede recordar sin estremecerse por la gran emoción vivida. También tiene su parte negra el asunto, ya que existen informaciones que dan cuenta de que esta escuela se va a cerrar, algo que hablaron con un cacique del lugar. Será materia pendiente ver que esta escuela siga funcionando por todos aquellos chicos que necesitan la educación primaria, nada menor.
Algunos reciben el 25 de mayo entonando el Himno a los gritos y golpeándose el pecho. Otros con locro, tortas fritas y la promesa de escuchar buen folclore. Otros asumen que en este día que se conmemora un año más de la Revolución de Mayo, lo mejor es hacer algo por esta tierra. Literalmente.