Trascender para unir el mundo
Matías aprendió a nadar a los 21 años y, aunque parezca tarde, desde entonces no se alejó del deporte. Al igual que muchos nadadores, se preocupó por el desarrollo de su carrera deportiva en Tucumán. Sin embargo un sueño lo llevó a entrenarse para 'trascender': el sueño de otorgar infraestructura deportiva para los jóvenes tucumanos. “Identifico mi historia, mis sueños y mis proyectos con los jóvenes de la provincia. Trato de entender que muchos jóvenes tienen sueños e ilusiones y, a veces, no pueden alcanzarlos porque hay muchas limitaciones, sobre todo respecto al deporte”, comenta Matías Ola, el nadador tucumano.
Y para trascender es necesario “hacer algo”. Por eso, Matías decidió prepararse para nadar en aguas de temperaturas bajas, una disciplina nórdica conocida como natación de invierno. Esta actividad nació en conjunto con un proyecto que sonaba imposible: unir el mundo a nado. “Esta idea parecía descabellada para muchos. Era difícil pensar que un tucumano pueda unir el mundo a nado”, expresa Ola.
Su proyecto solidario "Unir el mundo" surge al considerar la importancia de que los jóvenes tengan acceso a instalaciones deportiva de alto rendimiento en lugares como el norte argentino. Con ese objetivo y con mucha perseverancia, Matías llegó hasta los estudios Pelli-Clarke-Pelli de New Haven. Allí fue recibido por el destacado arquitecto tucumano César Pelli, quien se comprometió a contribuir en el proyecto de desarrollo del centro deportivo en la provincia. La concreción de esta infraestructura, según el atleta, va a significar el desarrollo de una nueva cara del deporte en la región, siendo un espacio no sólo para que los jóvenes practiquen deporte, sino también para realizar torneos nacionales e internacionales.
El atleta concreta el proyecto junto con un equipo conformado por un entrenador, un nadador de rescate, un fotógrafo, un camarógrafo documentalista y prensa. Cada uno desempeña la labor desde su área al momento de realizarse los cruces en aguas que llegan a alcanzar los -30°. “Nadar desde un principio sin un traje de neopreno ha sido ese trampolín que hemos desarrollado con mi equipo, y obviamente yo era el que me tenía que animar”, dice entre risas el deportista, quien dio a conocer la cultura argentina en lugares que desconocían la existencia de la Patagonia, como ser los países nórdicos. “Desafiar las bajas temperaturas del agua me llevó a recorrer mi país y a ser aceptado en otras ciudades para darlas a conocer. Por ejemplo, el Glaciar Perito Moreno se conoció en muchas partes del mundo a través de un tucumano como yo y la natación de invierno”, agrega Ola, luego de haber nadado en lugares como Estonia, Rusia, China, Siberia y Finlandia.
Un desafío al pasado
Desde que inició el proyecto “Unir el mundo”, Matías lleva uniendo dos continentes: Euroasia con América, cerca del Círculo Polar Ártico con el Estrecho de Bering, y Asia con Europa, en la ciudad de Estambul. Este año realizará nuevas uniones intercontinentales en Indonesia, para unir Oceanía y Asia; en Tarifa, para atravesar el Estrecho de Gibraltar hasta el norte de África; y en Italia para atravesar desde la Isla Lampedusa hasta Túnez.
Pero es la travesía que llevará a cabo el próximo 14 de marzo la que pondrá los ojos del país en él. Matías Ola nadará entre las Islas Malvinas junto a la atleta británica Jackie Cobell, de 60 años de edad. El objetivo es unir el mundo a través de un mensaje de paz y fraternidad entre Argentina y el Reino Unido, en el lugar donde aún quedan las secuelas de la guerra que enfrentó a ambas naciones en 1983. La idea surgió cuando los nadadores se encontraron en Siberia, mientras ambos países se disputaban en Naciones Unidas la soberanía de las islas. “Fue entonces cuando nos dijimos a nosotros mismos: ‘tenemos que nadar por la paz mundial en Malvinas’”, cuenta el tucumano y agrega que “va a ser un honor nadar junto a ella sin importar las diferencias políticas y creando esa unión, paz y armonía que hoy el mundo necesita”.
Matías emprenderá este reto confiando en que la acción devuelva una señal de esperanza entre dos Estados que se enfrentaron en pasado y que hoy tienen un motivo para contagiar diplomacia social y armonía a través del deporte.