Totitita: una realización colectiva
Toti milita en la política universitaria, tiene una abuela que fue figura del cine y comparte sus secretos con la empleada de esa abuela. Tita es fashionista, adora a su amiga Leo y está enamorada de Estanislao. Toti es Tita. Tita es Toti. Y es la vida vulgar, intensa y voraz de este personaje la que construye el cortometraje tucumano Totitita. Un proyecto dirigido por Bonzo Villegas y respaldado por la productora 47 Planos. Este audiovisual completa una trilogía de cortos tucumanos cuyos ejes temáticos giran en torno a la identidad, la sexualidad y la violencia de género. En el primer corto, En el mismo equipo, Bonzo narra una relación homosexual entre dos jugadores de rugby; en la segunda producción audiovisual, Santa, se encara una historia lésbica dentro de un colegio católico y es dirigido por Carlos Vilaró Nadal. En esta tercera oportunidad, Bonzo regresa a la dirección para poner sobre la pantalla temas como la transfobia y la identidad de género.
“Cuando me llegó el guión me pareció interesante al punto que me incomodaba”, dice Martín Falci, productor ejecutivo de Totitita, y agrega que “es un corto que requirió de mucha producción, mucho maquillaje, mucho arte y mucho todo. Por lo tanto se necesitó de mucha gente”. Y entre tanto que se necesitaba y lo poco con lo que se contaba, los realizadores de este cortometraje apelaron a la financiación colectiva a través del crowdfunding. Esta estrategia consiste en la cooperación colectiva para conseguir personas interesadas en colaborar con la financiación del proyecto. En el caso de Totitita, los colaboradores financieros fueron incluidos en los créditos del corto como productores asociados y, de acuerdo a la cantidad aportada, recibieron un DVD coleccionable que incluyó todos los cortos de Bonzo Villegas. “De esta manera se logró que la gente se sienta parte del proyecto. Fue una lanzada total y fue muy satisfactorio. El corto fue creciendo de forma inesperada”, cuenta Falci.
Pero el crowdfunding no fue suficiente para hacer de este corto un producto meramente tucumano. El audiovisual contó con actores formados en la provincia y con un vestuario confeccionado por Gonzalo Villamax, diseñador tucumano reconocido a nivel internacional. Cabe destacar que 47 Planos esta integrada por estudiantes de la Escuela de Cine y Televisión de la Universidad Nacional de Tucumán. Además el cortometraje posee música compuesta e interpretada exclusivamente para el audiovisual.
Las grabaciones se llevaron a cabo durante fines de semana y le dieron pelea al reloj. Cada uno en su rol ad honorem hizo que a los realizadores les pesara el tiempo. “Las grabaciones fueron muy intensas y fue saliendo a este ritmo. Pensando en que este corto se hizo con la plata de la gente y con la voluntad de los involucrados, queríamos que lo vea toda la provincia”, explica Martín, y es a partir de esto que se decidió la proyección de Totitita en el histórico cine Atlas. Sin embargo, los realizadores reflexionaron que si se convocaba a una sala de esta magnitud, entonces había que ofrecer algo más. Fue en ese instante cuando decidieron abrir el concurso Una noche con Totitita para que cualquier corto tucumano tenga la posibilidad de ser proyectado en la pantalla. El ganador fue el documental Música esperanza, del grupo audiovisual Rueda-Alternativa Documental. Finalmente se sumó la proyección de un tercer audiovisual tucumano animado bajo la técnica de stop motion: La llamada nocturna, de Natalia Quírico. “De golpe en la noche del Atlas tuvimos tres cortometrajes tucumanos realizados de manera totalmente diferentes”, afirma el productor ejecutivo.
Hacer cine en Tucumán: un amor suspendido en el aire
Con la participación de alrededor de 500 personas, la avant première de Totitita dejó en claro el apoyo de los tucumanos a la producción audiovisual de acá. “La fortaleza de hacer cine en Tucumán es que se lo hace con mucho amor y con gente que labura muy bien sin que nadie les dé un mango. Pero estas no son las condiciones adecuadas porque son todos trabajadores”, expresa Martín Falci y explica que la falencia principal de la provincia es la falta de apoyo por parte de las instituciones. A esto se suma la ausencia de una ley provincial de cine y la inexistencia de organismos que financien las producciones locales.
Desde hace diez años la provincia cuenta con una Escuela de Cine y con un Festival en honor a Gerardo Vallejo que premia a las películas con dinero. Sin embargo, los cineastas tucumanos no tienen un respaldo firme en su actividad que les permita potenciar la cultura de la región. Tal es el caso de la aclamada película tucumana Los Dueños, cuyos realizadores hoy se encuentran trabajando fuera de la provincia. “La falta de legislación formal hace que los que hacen cosas acá se vayan. Tucumán tiene locaciones y características exclusivas para hacer cine”, comenta el productor ejecutivo de Totitita.
Al mismo tiempo existe un paradójico individualismo entre los estudiantes o egresados de la Escuela de Cine, aun cuando el séptimo arte es un trabajo en equipo. “En Tucumán existen grupos aislados de trabajo. No hay una asociación que unifique el audiovisual. No hay desde las leyes, y a esto se suma la lucha de egos de los realizadores”, comenta Falci. Cada uno en su rol es fundamental para el resultado final: desde los sonidistas, iluminadores y cámaras, hasta los cocineros, maquilladores, vestuaristas y asistentes. Entonces la complejidad de la producción audiovisual hace que la realización bajo estas condiciones se vuelva una verdadera odisea.
Por eso, Totitita es una propuesta que vino a romper con el individualismo y buscó la construcción en equipo. Un equipo tucumano que apostó todo por el solo hecho de hacer cine. Es así que ante la pregunta ¿Por qué hay que ver Totitita?, Martín responde que “la gente tiene que ver Totitita para que vea lo que se hace acá. Porque si el cine argentino es nuestro cine, el cine tucumano es más nuestro todavía. Porque los tucumanos tienen que ver Totitita para hacer el cambio y abrir caminos”.