La travesía de contar sus historias
Unir el país caminando parece ser una travesía que muy pocos se atreverían a emprender. Cientos de kilómetros, frío, calor, nieve y lluvia son solo algunos de los obstáculos que debe enfrentar el valiente. Solo un loco intentaría hacer esto. Algunos hasta se preguntarían por qué hacerlo; más práctico y placentero es viajar en auto, avión o hasta en micro. Pero si de locos se trata, se puede decir que ya hay cinco que se animaron y están en la etapa final del recorrido.
Los salteños José Alberto Ortega y José Eduardo Montenegro, los mendocinos Antonio Torres y Ángel Álvarez y el tucumano José Luis Salazar comenzaron hace dos meses la larga travesía de unir la punta fría de la Argentina con la tierra cálida de Jujuy. Hace unos días pasaron por Tucumán y decidieron contar a qué se debió semejante ¿locura? Estos cinco hombres comparten una experiencia y un sentimiento. Son ex combatientes en la Guerra de Malvinas y aman a su país. Y fue esto lo que los convocó a juntarse y revalorizar el rol de los soldados que fueron parte de la guerra. No solo los que volvieron sino también los 649 que cayeron en las islas del sur argentino.
Cuando José Alberto decidió planificar el viaje no dudó al pensar quiénes lo acompañarían. Convocó a sus compañeros y juntos plantearon objetivos claros. Primero, "honrar y enaltecer" a los argentinos que estuvieron en la guerra, y segundo concretar la construcción de una biblioteca y museo sobre la gesta de Malvinas en Salta. “Puerto Argentino en Salta” es el nombre que decidieron ponerle a la aventura. Y no es casualidad, sino que representa el contenido que tendrá la biblioteca popular que, esperan, se construirá para recordar y mantener viva la memoria de los veteranos. Durante el recorrido dieron charlas en las escuelas y fueron alojados por ex combatientes. Eso les permitió conversar con ellos e invitarlos a plasmar por escrito lo que hicieron, pensaron y sintieron antes, durante y después de las batallas.
Lo que pasó en 1982 fue diferente para cada uno de los soldados de Malvinas. Eso fue lo que notó José Alberto a lo largo de la travesía: cada uno tiene su forma de contar qué fue lo que pasó. Algunos deciden contarlo desde el sufrimiento, cuenta José, pero él eligió hacerlo desde el orgullo. “Algunos la cuentan de una forma en la hacen llorar hasta a las maestras, a los alumnos. Y así nuestros hijos, o cualquiera, creen que Malvinas es una mala palabra y tratan de olvidar. La actitud que ellos toman para contar su historia es de una persona que sufrió la guerra. Pero si sufrieron tanto ¿por qué no contarla desde el orgullo de haber sobrevivido a eso?”, sostiene. Esta pregunta podría tener respuesta en la diferencia existente entre soldados de cuadro y soldados adscriptos. Durante la guerra, cientos de jóvenes fueron enviados a Malvinas con una preparación casi nula. La falta de profesionalismo fue un punto débil de puro conocimiento. Según cuenta José, de un batallón de 300 personas, solo 100 fueron soldados profesionales.
José Alberto fue un soldado profesional y formó parte del denominado Comando Anfibio. Su experiencia fue totalmente distinta. Ingresó al ejército voluntariamente y recibió una importante preparación. “Había algunos que no querían saludarnos. Hablamos con ellos y le preguntábamos qué sucedía. Respondieron que ellos habían sido maltratados por los soldados profesionales, que siempre les hacían llamado de atención o los castigaban”, explica. Dos maneras de contar la historia. Pero qué es más fuerte, la mirada del soldado o de la persona que dejó su familia para ir a una guerra prácticamente perdida.
Recibidos como héroes
En su paso por Tucumán, los ex combatientes fueron recibidos en Tafí Viejo por una multitud de vecinos, tal como pasó a lo largo del país. Como dice José Alberto, “nunca pensé que esto iba a ocurrir ni la repercusión que tendría la iniciativa”. Los kilómetros recorridos los llenan de anécdotas, como la que vivió cuando llegaba a la provincia. “El apoyo es incondicional de la gente que nos recibe en cada cuidad. Más los viajantes y camioneros. Hay un camión que nos cruzó tres veces. Mientras entrábamos a Tucumán el chofer se paró, se bajó del camión, cruzó la calle y me preguntó "¿Qué están haciendo? es la tercera vez que los cruzo. Los crucé en Santa Cruz, Rio Negro y luego aquí". Le conté y me dijo que algo había escuchado en la radio. Tomó mi face y ahora es mi amigo”, cuenta entusiasmado.
Tras pasar por la provincia, la aventura tomó rumbo a Güemes y luego a La Quiaca, en Jujuy. Pero allí no culminará todo. El acto de cierre se realizará en Salta donde se construirá el museo y la biblioteca temática sobre las Malvinas Argentinas.