La Palta

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Los peligros de las pasantías rurales de medicina

“No podemos permitir que los chicos salgan a las rutas y que terminen en accidentes que puedan costarles la vida. Por eso yo pienso que todos los fundamentos teóricos de la pasantía son positivos, pero las condiciones tienen que cambiar”, comentó el doctor y docente de la Universidad Nacional de Tucumán (UNT), Jesús Amenábar.

El 8 de abril se conocía la noticia de que Ana María Mercado y Rocío Fernanda Nazar Seguí se encontraban en grave estado como efecto de los politraumatismos que recibieron en el choque múltiple ocurrido en el departamento de La Banda (Santiago del Estero). Las estudiantes se encontraban en el trayecto rumbo a la localidad de Fernández, donde debían cumplir la jornada de la pasantía rural que la facultad exige para finalizar la carrera.  

El accidente de las jóvenes provocó la conmoción en el conjunto de la comunidad de medicina, que incluye a docentes, estudiantes y egresados. Pero también ayudó a quitar  el velo a las precarias condiciones en las que tienen lugar estas tareas, reforzando la polémica acerca del sistema de estas prácticas. “Creo que diversos factores son los que produjeron el accidente. En el mismo fallecieron 3 maestras, no es casual que salud y educación sean los sectores más precarizados y expuestos, ya que muchos deben trasladarse varios kilómetros para llegar a su lugar de trabajo o pasantía, y no se les brinda transporte gratuito ni seguro para que puedan hacerlo”, manifestó Luciana Vilte, secretaria de derechos humanos del Centro de Estudiantes de la Facultad de Medicina. Vilte agregó también que las pasantías “representan un ahorro para el  SIPROSA (Sistema Provincial de Salud) y los Ministerios de Salud del NOA (Noroeste argentino)”.

Estas pasantías tienen lugar en el último tramo de la carrera y son de carácter obligatorio-no remunerado. Las zonas son asignadas por sorteo y los estudiantes deben estar acompañados por instructores. Durante 24 semanas deben asistir de manera diaria al  interior de las provincias norteñas.

En teoría, el sentido de las pasantías es el de constituirse como espacios de prácticas profesionales, donde estudiantes adquieren experiencias de campo, ejercitan sus saberes y mejoran su formación académica. Sirven también como instancias de posible inserción al mundo laboral.

Desde las redes sociales de estudiantes de la carrera de Medicina han expresado que:

  • El traslado hacia las zonas rurales supone riesgos de seguridad debido a que los caminos se encuentran en muy mal estado. La ruta nacional 34 (donde tuvo lugar el accidente) que une a las provincias de Santa Fe, Santiago del Estero, Tucumán Salta y Jujuy, es la segunda con accidentes fatales anualmente, según la organización “Luchemos por la Vida”.

  • Los viáticos, traslados y hospedajes no se encuentran totalmente garantizados por la facultad, por lo que los y las pasantes deben ocuparse de resolverlo por sí mismos. ¿Cómo hacen quienes no cuentan con recursos económicos para afrontar estos gastos?

  • Varios estudiantes son desamparados durante el trayecto por parte de sus instructores, perdiendo el acompañamiento pedagógico en el proceso, lo que cuestiona definitivamente  el valor formativo de las pasantías.

Sobre este último aspecto, Amenábar señala que “hay de todo, hay lugares donde se cumplen los cometidos de las pasantías, donde los estudiantes son acompañados por un facilitador docente. Hay otros lugares en donde esto no se cumple y usan a los estudiantes como mano de obra, también para delegarles trabajo y no cumplir con sus deberes”.

Pero además, a la carrera de medicina de la UNT acuden no solamente estudiantes de Tucumán, sino también del resto de las provincias del noroeste argentino. Teniendo en cuenta que la región del NOA es una de las más afectadas por la pobreza, la crisis económica y por la falta de recursos por parte del Estado, Vilte señaló que entonces “el cumplimento de las pautas del practicando se hacen extremadamente difíciles”

La angustia por la situación de las compañeras fue estimulando la discusión entre estudiantes y supuso una alerta para las autoridades. Hay quienes fueron asumiendo posiciones enfrentadas en donde, por un lado, se argumenta que se debería poner fin al régimen de las pasantías y, por el otro, se sostiene que son necesarias para la formación profesional. Más allá de la polémica, algunos decidieron organizarse y elevar una carta a las autoridades, con exigencias de mayor seguridad, control y respaldo económico en las pasantías. Además, a través de una convocatoria, fueron escuchados por  Roxana Toledo (Secretaria de Extensión Universitaria) y Hernán Romano (Secretario de Asuntos Estudiantiles), quienes los invitaron a participar de la comisión que se encuentra evaluando el plan de estudios.

Hasta el momento, el plan mantendrá la modalidad de las pasantías y la facultad asume el compromiso de efectuar un mayor control sobre estos trayectos formativos. Como todavía no se han concretado cambios globales con respecto a las exigencias planteadas por los y las estudiantes, continuarán esperando respuestas.

Por otra parte, Rocío Nazar Seguí fue dada de alta y Ana María Mercado continúa internada en estado delicado.