Exequiel Svetliza el cronista audaz y profundamente humano
“Si América Latina esperaba un nuevo cronista —un vástago que por fin la mejore— ese es Exequiel Svetliza”, dice el director de Revista Anfibia, Cristian Alarcón, sobre el escritor tucumano. El texto, plasmado en la contratapa del libro que este viernes se presenta en la provincia, parece una muestra de admiración y respeto. Es que, quien ha tenido la oportunidad de leer algún texto de Exequiel sabe de esa forma de contar que sumerge en un viaje placentero.
“Tucumano, maradoneano, periodista, docente, guionista y standapero incipiente”, lo describe su biografía y su curriculum incluye el título de Doctor en Letras y una vasta experiencia como guionista. Entre sus trabajos se destacan los podcasts “La One: la vida de Moria Casán”, producido por Anfibia Podcast, y la serie televisiva “Belgrano, la Nación soñada”, transmitida por Canal Encuentro.
Este viernes a las 21 en Storni Resto Bar (Congreso 176), el cronista presenta La Copa del Faso y otras crónicas, su último trabajo, editado por La Papa Ediciones. El libro reúne doce piezas de periodismo narrativo publicadas en distintos medios y sobre esta antología dialogó con La Palta.
- ¿Por qué “La Copa del Faso”?
Optamos por ese nombre porque, si bien no era la primera opción, creo que representa bastante bien el espíritu lúdico y hedonista de la antología. Es el título de una crónica que disfruté mucho hacer en su momento y también da cuenta de algo que es importante y constitutivo en mí que es la militancia o el activismo cannábico. Adoro esa planta porque la considero una planta del bien. Creo que me ayuda a mirar la realidad de otra forma y no lo digo en un sentido evasivo, sino todo lo contrario; es como la espada del augurio de los Thundercats: te hace ver más allá de lo evidente. Considero un ejercicio saludable y necesario para todo cronista el desafío de desautomatizar la mirada.
- La obra incluye figuras emblemáticas como Diego Maradona y Moria Casán, pero también retratos de personajes anónimos ¿Qué tienen en común estas historias?
Para mí todas las historias son importantes, sea cual sea el protagonista. Hay una política fundante del género que es poner el foco en personas que han sido marginadas de los grandes relatos, desde Lucio Mansilla con los indios ranqueles al fusilado que vive de Rodolfo Walsh. Cuando uno escribe por fuera del centro (no me gusta circunscribirlo exclusivamente a Buenos Aires) el gesto político muchas veces es el inverso: abordar a esas grandes personalidades que parecen fuera del alcance de un cronista de provincia ¿Por qué un tucumano no puede contar a Moria Casán? Me considero un privilegiado por haber tenido esa posibilidad, obvio, pero periodísticamente creo que quizás es más importante haber hablado con las señoras que protagonizaron la toma de la Casa Histórica en 1971 y dejar registro de ese relato hasta entonces inédito. ¿Qué tienen en común una artista popular como Moria y esas militantes revolucionarias anónimas de los setenta? Que tienen una historia para contar.
- El prólogo y la contratapa destacan tu estilo como audaz y profundamente humano ¿Cómo definís tu voz como cronista?¿Qué estilo sentís que te representa más como escritor?
Eso de lo humano me parece un gran halago, más en estos tiempos que corren donde se pondera tanto el individualismo y se normaliza la deshumanización del otro. Con respecto a la audacia, bueno, uno escribe y no se necesita tanta audacia para eso ¿no? Para ser dentista del zoológico o vivir hoy en día con una jubilación mínima se necesita muchísima más audacia, por ejemplo. Sebastián Ortega, un editor amigo, suele decir que tengo una pluma juguetona. Me encanta esa definición no sólo porque suena muy bien (sería como una especie de Discoteca Núñez del periodismo), sino porque vincula la escritura al goce y creo que es por ahí. Si hay algo que disfruto mucho es el acto de conocer gente y también de escribir y la crónica me permite conjugar ambos. En cuanto al estilo, esa es una búsqueda constante. El libro reúne crónicas que fueron escritas en distintas etapas y con estilos diferentes. A muchas hoy las escribiría de otra forma seguramente. Supongo que de eso se trata, de jugar. Y si ahora siguiera jugando como hace diez años sería un burócrata, yo me aburriría escribiendo y los lectores al leerme.
- .El libro incorpora un mapa interactivo con podcasts y microdocumentales ¿Cómo fue la decisión y el proceso de integrar estos formatos digitales a la obra? ¿Qué ventajas ves en este enfoque multiplataforma para conectar con tus lectores?
Ese fue todo un tema de debate con Facundo Iñiguez, el editor, porque no queríamos que esos otros relatos compitan con los textos y lo saquen al lector del libro. La gracia del libro justamente está en pelearle al algoritmo con la magia y la materialidad de la palabra escrita. Por eso decidimos poner el mapa al final e incorporar el laburo maravilloso que hizo Sebastián Vaca con su ilustración, entonces lo digital dialoga no sólo con las crónicas, sino también con el arte gráfico. Es un misterio qué flasheará el lector con eso, yo creo que vuelve al libro un objeto medio queer y convierte al autor en una entidad un tanto drag que es cronista, pero que también se metamorfosea en guionista, productor audiovisual o personaje en un podcast donde relata la pérdida de su ídolo. El lector no sólo puede aburrirse leyéndome, sino que también tiene la posibilidad de que lo aburra en otros formatos. Lo que no puede, en todo caso, es decir que no lo intenté (de mil maneras, como diría Leo Mattioli).
- ¿Qué esperás los lectores descubran o experimenten al leer esta antología?
En el prólogo, Pedro Noli dice que estas crónicas pueden generar un estado de alucinación flashera beneficioso para la salud. Y lo que Pedro diga para mí siempre es palabra santa. Con que la pasen bien por un rato yo me doy por muy bien pagado… que rían, que lloren, que piensen, pero que les pase algo ¿no? Ahora, si se me permite la ambición excesiva y la utopía, te diría: la toma de conciencia de las masas respecto de la urgencia de luchar contra el neofacismo imperante y de la necesidad de recuperar el cariño y la empatía hacia el otro. Se supone que para eso está la biblia, pero no estaría funcionando últimamente. Y eso que es un gran best seller.
- ¿Qué otros proyectos narrativos tenés en mente después de este lanzamiento?
Mi plan es presentar el libro todas las veces que pueda en todos los lugares donde me sea posible. Creo que es un ritual colectivo muy necesario ahora porque permite conectar con otros. Y después tengo un par de proyectos en podcast y quizás un libro, pero prefiero no adelantar nada por cábala, lo único que puedo decir es que el proyecto más personal tiene que ver con Maradona que es, sin duda, mi tema favorito y al que tengo ganas de volver después del duelo de estos años. También pienso seguir currando con el stand up porque es mi última incursión y no lo exploré lo suficiente. Además, es un formato que te permite tomar gratis en los bares y que la gente te aplauda como si fueras piloto de avión. Lo recomiendo.
Exequiel cierra haciendo hincapié en la importancia del trabajo colectivo. Habla con admiración de Facundo, el editor con el que una se imagina interminables conversaciones en persona y audios por WhatsApp porque alguna idea quedó haciendo su magia. “Se trata de un producto 100% tucumano”, dice al tiempo que insta a bancar de todas las maneras posibles a proyectos como La Papa, que es una editorial independiente con una treintena de títulos publicados. “En conclusión: compren libros de editoriales tucumanas, no sean ortivas”, remata.