¿Una brújula social?
La historia de una sociedad es la historia de la lucha de clases.
Karl Marx
La sociedad argentina se caracterizó, desde la aparición de los latifundios, por permitir distinguir en ella una clase social media que se situaba en el centro del rango entre la pobreza y la riqueza. Este tipo de clase posicionó a muchos argentinos en un lugar de privilegio, posibilitándoles una mejor calidad de vida debido a que el salario que los integrantes de esta clase recibían era suficiente como para obtener una formación cívico e intelectual adecuada para su progreso. En fin, una persona de clase media era aquélla a la que su ingreso de dinero le permitía satisfacer necesidades básicas en tiempo y forma.
Sin embargo, hoy las cosas han cambiado. No es posible distinguir entre quién tiene mejores ingresos, puesto que la supuesta “clase social baja” posee un sueldo igual o mejor que los integrantes de la numerosa clase media. Aquí entra la confusión, ¿será este el principio del fin de la clase social media?
Una cosa está a la vista: la clase baja ha cambiado y cada vez está más cerca del nivel de vida de los que integran la clase media. Dicho de este modo suena brillante. Lo cierto es que existe un contexto que envuelve la realidad. Este contexto es el que permite ver cómo la clase media sufre las consecuencias del incremento exacerbado de los ingresos de los más pobres.
A partir de aquí la confusión: ¿los pobres ya no son pobres? ¿La clase media ahora es clase baja? ¿La distinción social pasa por los ingresos o por la formación académica?
Sería interesante conocer la opinión de Karl Marx acerca de las clases sociales argentinas actuales, ya que tal vez un nuevo tipo de clase está naciendo, producto de la combinación entre la clase baja y media. Lo cierto es que nada es claro en el horizonte de un país que entrega mucho y controla poco.
Javier F. Sadir