Educación Intercultural Bilingüe, un desafío para los pueblos
La educación intercultural bilingüe (E.I.B.) es una realidad en varios países de Latinoamérica, tierra que a partir del siglo XV y hasta nuestros días sigue sufriendo la colonización, no solo territorial sino también cultural.
No fue fácil para los pueblos indígenas conseguir que se reconozcan sus derechos, al territorio y a su cultura. El derecho que tienen a acceder a una educación que se brinde en su idioma y no una "enseñanza" que sea impartida por una maestra o maestro que habla el idioma hegemónico. Esto no significa que no sea importante que los pueblos originarios aprendan otros idiomas. Lo que permite la E.I.B. es el acceso a muchos niños que hablan su lengua materna a la educación, situación que se hace imposible si los educadores hablan en otro idioma.
En términos de Luis Enrique López, reconocido sociolingüista latinoamericano, una educación bilingüe intercultural es aquella que está enraizada en la cultura de referencia de los educandos pero abierta a la incorporación de elementos y contenidos provenientes de otros horizontes culturales. Se trata de la educación situada culturalmente, que atiende a las necesidades de la comunidad y construye desde y con ella los contenidos que tienen como cimientos las culturas, tradiciones e historia de dichas comunidades. No se trata de una currícula diseñada por un ministerio que no tiene la más mínima idea de la realidad en la que están insertas las comunidades indígenas.
En Tucumán, la educación intercultural bilingüe se imparte en una sola escuela ubicada en Tafí del Valle. Este dato no es menor, teniendo en cuenta que en la provincia hay 16 comunidades reconocidas, de las cuales 12 tienen estatuto. Las mismas están situadas en Tafí del Valle, Trancas, Lules, Chicligasta y Burruyacú. Cinco departamentos, 16 comunidades y solo una escuela donde se está poniendo en práctica la E.I.B.
Muchas fueron las lenguas que se perdieron a lo largo de toda América Latina por los procesos de colonización. En el caso de las comunidades que habitan en Tucumán fue la lengua cacana la que se perdió, primero por la colonización del Imperio Inca que impuso el quechua y luego por la colonización europea. Con la bandera de "homogeneización" que se mantuvo en alto durante más de seis siglos, los pueblos originarios fueron obligados a hablar una lengua que no les pertenecía.
Con la promesa de que el idioma del colonizador sería una herramienta que podría lograr que los pueblos indígenas sean reconocidos como ciudadanos y así gozar de los mismos derechos que el resto de la sociedad, aprendían el nuevo idioma mientras abandonaban el propio. Al constatar que no bastaba con saber leer y escribir el idioma hegemónico, ya que la exclusión y la discriminación eran más fuertes, los pueblos indígenas se hicieron escuchar hasta convertirse en un interlocutor válido de los Estados.
El proceso fue largo, y muchas comunidades resistieron a la colonización. Con la emergencia de los movimientos indígenas en los años 70 comenzaron a encauzarse los reclamos por una educación impartida en las lenguas maternas y enraizada en las culturas de los pueblos.
El desafío aún es grande, y tanto los pueblos indígenas como la sociedad toda deberán continuar con el reclamo de una educación que sirva como herramienta de liberación y no de sumisión de los pueblos como muchas veces se pretende.
Marianella Triunfetti
mtriunfetti@colectivolapalta.com.ar