Otro duro golpe al bolsillo de los tucumanos. El aumento del cospel de colectivos es una realidad. El mínimo pasó a costar de $2 a $2,50 por una ordenanza que promulgó el día 17 el intendente capitalino Domingo Amaya. La situación será la misma. Estudiantes y trabajadores tendrán que seguir sangrando el bolsillo. Las unidades de transporte no cambiarán, algunas nuevas, otras, la mayoría muy deterioradas. Los pasajeros seguirán yendo parados y amontonados. La diferencia será que tendrán que abonar 0,50 centavos más por viaje que realicen dentro de la capital.

Una persona hace como mínimo dos viajes diarios, para ir a estudiar, a trabajar o a visitar algún amigo o pariente. Esta persona deberá abonar $5 por día. Por semana serán $25, por mes $100, $1200 al año. Un sueldo mínimo. Esto considerando hipotéticamente, dos viajes por día. Para qué hablar de quienes deben hacer dos o más viajes.

A pesar de que esta suba en el precio del cospel se estableció solo para colectivos urbanos, la suba del boleto interurbano es inminente.

El saldo de esta medida será que los trabajadores tendrán que destinar un porcentaje más grande de su sueldo para poder ir a trabajar y que los estudiantes, que en el mejor de los casos podrán seguir yendo a sus lugares de estudio, tendrán menos dinero para fotocopias u otros gastos necesarios. O, en el peor de los escenarios, deberán dejar de estudiar porque no pueden pagar un boleto más caro.

Mientras todos los precios suben, los sueldos de las clases trabajadoras permanecen inmutables. Eso sí, cuando de lo que se trata es de aumentar los ya jugosos sueldos de quienes forman parte de la élite gobernante, la historia es muy distinta: en una veloz sesión legislativa los aumentos se aprueban sin que medien demasiados formalismos.

Así son las cosas en la provincia, en este imperio gobernado hace unos ocho años por la misma persona donde los discursos se disfrazan de progresistas pero la realidad muestra, en cada esquina, otra cosa.

Marianella Triunfetti

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