En las últimas semanas los obreros de la construcción fueron noticia en los medios provinciales. El reclamo de los trabajadores nucleados en la UOCRA (Unión Obrera de la Construcción) seccional Tucumán apunta a los incumplimientos por parte de los empresarios. Por un lado, según se denuncia desde el sector, los responsables de contratarlos lo hacen “en negro”, por el otro la Secretaría de Trabajo no cuenta con los inspectores necesarios por lo que no se realizan los controles correspondientes. Todo esto profundiza la precarización laboral en la que históricamente se encuentran y no se condice con los datos oficiales que hablan de una baja en la desocupación.

El reclamo se extiende además a la mala liquidación de las horas trabajadas ya que figuran solamente la mitad de las correspondientes. Si bien durante la semana pasada los trabajadores decidieron dar una tregua, en el día de ayer retomaron los escraches sorpresa y, según manifiestan, van a continuar en tanto no obtengan una respuesta oficial y satisfactoria.

El prejuicio (que en algunos casos puede tener sustento) de que los obreros de la construcción cobran los planes sociales por lo que no desean quedar “en blanco”, ha permitido que muchos empresarios no contraten la mano de obra según lo marca la ley. Sin embargo, los reclamos demuestran que existe el deseo de tener un trabajo con los beneficios sociales que corresponden y que se exige al Estado que cumpla con su función de controlar.

La disolución, por parte del gobernador, del cuerpo de inspectores hace más de un año no da muestras de un verdadero compromiso en contra de la precarización laboral. Una vez más se plantea la disyuntiva entre lo que se dice y lo que efectivamente se hace y, por ahora, este sector no lo va a dejar pasar.

Gabriela Cruz

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