La Palta

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El merengue agridulce

Fotografía de Javier Sadir | Colectivo La Palta

Cuando se habla de seguridad, las voces en respuesta al tema no tardan en aparecer. Propuestas, discusiones y hasta soluciones simplistas se mezclan con la complejidad del asunto en un merengue agridulce.

En ese sentido, el tema de la seguridad se presta como punto de partida para cuestionar los modos de ser de la sociedad y repensar el rol de un agente de poder, como lo es el aparato policial en cualquier sector o comunidad. Así, diversas posturas y miradas se chocan. Algunas refugiadas en una institución que posee pésimo curriculum en materia de Derechos Humanos. Otras repudiando a un sistema que encuentra su punto límite en la regulación y la normativa.

Policía sí. Policía no. Una dicotomía que cierra el camino al debate. Un debate que permite el intercambio de experiencias para comprender un poco más desde donde se habla y lograr poner el ojo en cuestiones como lo que sucede detrás de las puertas de la cárcel.

La semana pasada, los estudiantes de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán se manifestaron contra la inseguridad. Este reclamo se originó el lunes por la tarde, cuando una compañera de la facultad fue abusada a pocos metros de edificio universitario. A pesar de las cámaras de seguridad instaladas por la municipalidad de la provincia y de la presencia de agentes policiales en los alrededores del parque donde se encuentra la facultad, la joven fue encontrada por otra estudiante en uno de los baños de Filosofía y Letras.

Marchas, corte de calle y asambleas universitarias fueron las consecuencias del hecho. Todo girando siempre alrededor de esa palabra productora de emociones encontradas: seguridad. "No pedimos policías dentro de la universidad, lo que sí se pide es en el perímetro", explica Florencia Larrea, integrante de la comisión del Centro Único de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras (CUEFyL), haciendo referencia al acuerdo que se había establecido el año pasado en asamblea y que concluyó con la colocación de dos policías en el perímetro para las más de 12 mil personas que circulan por la zona todos los días."Hay un pedido para hacer una sentada frente a la comisaría 11, que es la que corresponde a la zona. El comisario de la zona puso en tela de juicio la situación de la compañera", denunció Florencia dando a conocer el descrédito del comisario hacia el relato de la estudiante que padeció el abuso sexual. Sumado a esto, desde la comisaría se mantuvieron posturas que sostenían que la víctima realizó la denuncia obligada por el centro de estudiantes o que la chica conocía a los agresores. Cuestiones que ponían en complicidad a los policías con los culpables.

Todo esto llevó a que los estudiantes se organizaran para hacer escuchar su voz y encontrar modos de burlar a la inseguridad producto de la impunidad. Por eso, en una Asamblea general en la que participó un número alto de estudiantes, se acordó el pedido de más iluminación para el Centro Prebisch y solicitar un desvío hasta la facultad a las líneas de colectivos que ingresan a la terminal de ómnibus. También se pidió un micro solventado por la universidad para que traslade a los compañeros desde la rotonda del Parque 9 de Julio hasta la facultad, en horarios de clase. Esto entre los pedidos más concretos. "Se ha pedido el apoyo a la compañera porque ASPE (Obra Social de los estudiantes) no cubría la parte psicológica", cuenta Larrea y manifiesta la necesidad de una reunión con los funcionarios del Ministerio de Seguridad.

Si bien puede considerarse que un ambiente como el académico es muy satisfactorio como lugar de discusión de temas como la seguridad, no debe por eso creerse que todo empieza y termina allí. Reconocer el grado de poder que posee la policía, al tiempo que buscar un modo de disminuir los robos o abusos, producto de una sociedad sentenciosa y marginal, son dos ejes fuertes que pueden tomarse como punto de partida para abrir la puerta a cosas que permanecen clandestinas y pocos se animan a denunciar. Cosas que representan el germen de toda la inseguridad, el cual es fomentado por los grandes grupos de poder seducidos por un interés económico. Interés que vuelve al bien común un binomio sin sentido.

Javier Sadir

jsadir@colectivolapalta.com.ar