"Hoy tenemos más esperanza"
Las ganas de tener una vivienda propia y la organización hacen que 1.200 familias sigan luchando y diciéndole al gobierno “nosotros también existimos”. El 29 de julio de 2012 cientos de familias decidieron tomar un predio de unas 40 hectáreas, a la vera de la ruta 304, para poder ubicar sus casillas y, de a poco, construir sus viviendas. Pequeñas, precarias, pero suyas. Los terrenos que tomaron pertenecen al ingenio Concepción. Dos años después, las familias se siguen sumando y apostando al sueño de la casa propia.
“Hoy tenemos más esperanza porque nos sentimos más organizados que antes, porque en la primera instancia no sabíamos cómo hacerla a la calle, ni cómo dejar un espacio verde (...)”, contó Isabel Roldán, una de las mujeres encargadas de organizar la comisión vecinal que se conformó desde la toma de las tierras aquel 29 de julio. Isabel está convencida de que con organización y lucha conseguirán que el gobierno abra un canal de diálogo con el ingenio para que les vendan las tierras. Sí, se las vendan. Estas familias no quieren que les regalen nada. Quieren comprar las tierras, pero que el modo de pago sea accesible para ellos, que son trabajadores incansables pero que, en la mayoría de los casos, están dentro del mercado informal o trabajan por temporadas en el limón o la zafra.
El barrio lleva el nombre Julio Abraham, en homenaje a uno de los operarios del ingenio que murió calcinado el día que ellos tomaron la tierra. “Murió por salvar a sus otros compañeros”, comentó un vecino. Y es en ese detalle, tan pequeño pero tan grande, donde se descubren los valores que guían a esta comunidad: la solidaridad, el acompañamiento, el estar siempre para el vecino, para el que más necesita. Porque todos luchan por lo mismo, para que se les reconozca el derecho de acceso a la vivienda. “La única manera que tenemos nosotros de tener un pedazo de tierra es así, tomando la tierra. Si esperamos a ser anotados en el Instituto de la Vivienda no llegamos nunca”, aseguró Isabel.
En estos dos años los vecinos se afianzaron como barrio y siguieron organizándose, cada vez con más confianza. Lograron que EDET se acercara e hiciera un relevamiento. Hoy en día cuentan con la instalación de corriente eléctrica, aunque muchas de ellas continúan siendo precarias. Lograron que accedan a poner medidores comunitarios que irán por fuera de las casas. La comisión vecinal continúa reuniéndose todas las semanas para decidir las acciones y pasos a seguir y comentar las novedades que surjan. Además, realizan bingos y los fondos que se recaudan son destinados al mejoramiento de la infraestructura del barrio. Arreglar los caminos es el próximo objetivo.
Según comentó Isabel, están manteniendo conversaciones con algunos funcionarios de gobierno, pero hasta el momento no hay una respuesta o solución concreta. La respuesta de la intendencia de La Banda del Río Salí y la de Alderetes es "para ustedes no hay nada", comentó Isabel al tiempo que aseguró que “no vamos a descansar hasta no cansarlo al gobierno y que nos den un lugar donde vivir dignamente. Nosotros no queremos que nos regalen. Que nos den vivienda para pagar, nosotros también somos laburantes”.
Marianella Triunfetti
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