Cuando lo hacemos entre todos
El barrio Álvarez Condarco fue, en sus orígenes, un asentamiento. Las necesidades, la luz, el agua corriente y el tendido de calles, fueron las que llevaron a la organización del primer centro vecinal. Este primer centro se ocupó de cubrir las demandas de los vecinos, organizando, por ejemplo, cortes de calles para reclamar por agua potable para el nuevo barrio. Saneadas las necesidades básicas, los fundadores del centro vecinal pensaron y decidieron necesaria la construcción de un espacio recreativo para diferentes edades. Así aparece el centro comunitario Álvarez Condarco (CCAC), construido hace 20 años desde el primer ladrillo por los mismos vecinos.
Originalmente el terreno pertenecía a una vecina del barrio que se lo cambió al grupo del centro vecinal por materiales de construcción. Con el tiempo, este grupo de vecinos fue consiguiendo recursos. Obtuvieron subsidios de varias fundaciones, con lo que pudieron seguir y profundizar la construcción. El centro hoy cuenta con un salón central donde se desarrollan talleres, la biblioteca del centro, llamada Los Ututos, y un baño. Está decorado con afiches, fotos, cuadros, todos productos de los talleres que allí se realizan. También funciona ahí un centro de jubilados.
El CCAC tiene organizada una asamblea semanal, en donde se discuten las cuestiones que conciernen al centro y al barrio. “Nosotros como comisión nos reunimos una vez a la semana y debatimos las actividades del centro y las problemáticas del barrio. Qué es lo que está pasando, los niños, los adolescentes, los abuelos. Debatimos todo lo que puede estar a nuestro alcance. Durante esa reunión también se habla de los talleres que se dan acá en el centro", cuenta Elena Beltrán, que integra la asamblea del centro. Elena es hija de uno de los fundadores, Carlos Beltrán, que junto con Ricardo Reinoso pusieron el centro en marcha.
Los talleres que se proponen en el centro aparecen por los pedidos que la comisión hace a partir de las necesidades de los diferentes grupos etarios en el barrio y su organización y disponibilidad se discuten en asamblea. “Los talleres se ofrecen o nosotros los pedimos 'boca a boca' [sic]. Y hace poco que también usamos el Facebook para ello”, dice Elena, y cuenta además que todos los talleristas son voluntarios, y que a ella le sorprende ver cómo “sienten algo por el centro. Una vez que vienen ya se quedan y siempre ayudan para encontrar otros talleres, de lo que nosotros les pidamos". Entre los talleres que se dictan en el centro se puede nombrar a “Las palabras no muerden”, un taller de educación no formal; los “Bicichangos”, que se ocupan de hacer paseos en bicicletas con los adolescentes del barrio; talleres de plástica; y talleres para la tercera edad.
Todo el barrio ayuda en lo que puede. Las asambleas son abiertas pero hay vecinos a los que no les interesa participar de ese espacio. Así, por cada modificación que se le quiera hacer al centro o a algún espacio del barrio, ahí están todos dispuestos a poner la mano de obra. Se trabaja los domingos y se les paga con un almuerzo que lo cocina la comisión del centro. “Les hacemos lo que nos pidan: pizzas, empanadas, sandwiches”, cuenta Elena, y se ríe. Hay vecinos que ayudan también en el armado de loterías, bingos y en la venta de rifas, trabajos que se hacen para mantener el centro, con los gastos que van surgiendo.
Es la organización colectiva de los vecinos la que permitió que se ponga en marcha el centro comunitario. La misma que a la vez consiguió que todo un barrio tenga luz y agua. Y la que está construyendo cada vez que se hace una asamblea, o la que está en la mano del vecino que construye los domingos, y en la mano que lo alimenta. Es la organización colectiva la que permite dar forma a los proyectos de una comunidad y que puede lograr poner en marcha lo que necesite. “Con el fin de solucionar problemas en el barrio es que Ricardo quería que acá se armen talleres para niños y para adolescentes. Es lo que él tenía pensado y es lo que se está logrando. Mi papá también lo piensa. Creo que todo el grupo está acá por los vecinos y por contener a los niños” termina diciendo Elena.