La Palta

View Original

Ambientalismo, solidaridad y un gran proyecto

Fotografía de Marianella Triunfetti

Mirian Chaile perdió todo lo que tenía, hasta los cimientos de su casa. Una noche, estando en el velorio de su madre, unos vecinos la llamaron y le avisaron que su casa se estaba incendiando. El fuego provocado por un cortocircuito devoró, en unas horas, lo que le había costado 25 años de trabajo. La tristeza y la desesperación fueron los primeros sentimientos que vivieron Mirian y su familia. Pero a lo largo de este difícil camino conocieron manos y corazones dispuestos a ayudar y a ser parte de un sueño que es el sueño de muchos tucumanos: la casa. 

Fue Bruno Busnelli quien se acercó a Mirian y le habló sobre esta posibilidad que, al principio, le resultó una locura. Construir a partir de basura o, como ellos la llaman, materia prima. Esta alternativa surgió porque la construcción tradicional se hacía imposible dado el elevado costo. Después de un tiempo analizando e investigando la propuesta que Bruno le acercó, Mirian se convenció y se pusieron manos a la obra. De a poco, y con la ayuda de muchas personas, la casa de Mirian volvió a ser una realidad. Pero el objetivo siempre fue más allá. “Yo siento que tengo que devolver todo lo que recibí de la gente”, afirma Mirian y en sus ojos se refleja el eterno agradecimiento.

La ecología y la solidaridad son los ejes que atraviesan la tarea de este grupo del que hoy participan, activamente, cuarenta personas, pero son más de 200 la que colaboran desde afuera. “Tenemos todo un aparato, toda una estructura que 'sin querer' y desde el corazón, se fue armando”, cuenta con una sonrisa que habla de su orgullo y su sorpresa por esto que hoy es una realidad. Algo que empezó como una movida para ayudar a una familia está pronto a convertirse en una asociación civil cuyo objetivo es ayudar a personas que han perdido sus casas. “Ahora, cuando la gente se entera de un incendio, nos llama directamente a nosotros”, dice y cuenta que, en la medida que pueden, ayudan con lo que tienen para cubrir necesidades primarias pero, sobre todo, brindan contención. “Creo que lo más importante de nuestra tarea es la contención emocional porque, al haber pasado por esa situación, nosotros sabemos qué es lo que nos hubiera gustado que nos digan o que nos orienten sobre el qué hacer después”, asegura.

La tarea que realizan es algo de todos los días. Con las inundaciones producidas hace unos meses en la provincia el trabajo se triplicó. Muchas fueron las familias que perdieron lo poco que tenían. Mirian cuenta que esta fue una situación que ellos, como muchos otros grupos ecologistas, venían denunciando hace tiempo. La tala de árboles, la contaminación y la falta de políticas públicas afectó, como siempre, a los que menos tienen. Desde el grupo asistieron a cuatro comunidades: Palomino, Los Pérez, Melcho y Ticucho. La asistencia consistió en ayudar con cosas básicas como ropa, calzados, colchones y alimentos, hasta la instrucción en materia de comunicación para salir de la difícil situación. “Es muy difícil cuando te pasan cosas pedir ayuda pero desde la conciencia de que necesitas salir, no de subsanar el mal momento que estás pasando”, dice desde la posición de quien ha pasado y ha salido de ese mal momento. Es por este motivo que desde el grupo tienen una visión que va más allá del mero asistencialismo. La instrucción para la construcción con eco ladrillos y el armado de huertas orgánicas es parte de la tarea que realizan.

De este grupo participan, aproximadamente, 20 jóvenes. Entre las tareas que realizan está la de difusión de las actividades que llevan a cabo y la recreación para los niños en las comunidades en las que intervienen. Mirian cuenta que el efecto multiplicador que se produce a través del mensaje de los jóvenes es increíble. “Adonde van llevan el mensaje del ambientalismo y la solidaridad”, explica. Para esta mujer que de luchas sabe mucho, esto contribuye a generar un cambio de conciencia en todas las personas, aunque sabe que es una tarea difícil confía en que se siga multiplicando, y que la clave es animarse y comprometerse. En este afán de multiplicar el mensaje participaron del festival Confluencias que se realizó en la provincia. Allí su tarea consistió en difundir el mensaje del reciclado con la sencilla tarea de juntar los vasos que la gente utilizó. Con ellos el grupo realizará plantines con semillas orgánicas cuyo fin será el armado de huertas orgánicas. Esta tarea beneficiará a unas 4.000 familias de escasos recursos que podrán comenzar a armar sus huertas.

Se sabe que para que una tarea tenga un alcance que supere cualquier barrera o limitación es necesario que el Estado se involucre. “Se nos ha pedido, específicamente (…) presentar un proyecto de ley a la legislatura para promover, desde ahí, la conciencia ambiental”, cuenta Mirian respecto al avance en este sentido. El proyecto incluirá cuestiones como la difusión, la concientización y la concreción de las actividades con herramientas que vengan avaladas desde el Estado. Pero este grupo no se sienta a esperar que el Estado cumpla con sus funciones, este grupo sale a la calle y elabora estrategias de intervención con las pocas herramientas con las que cuenta. Aunque, afirma Mirian, la difusión de lo que hacen es primordial para seguir ayudando. Producto de esta necesidad el grupo Rueda Alternativa Documental realizó el corto “Tu casa, mi causa” que da cuenta de las acciones que el grupo viene realizando.

Después de casi dos años de que su casa se incendiara, el balance que Mirian realiza es positivo. “Cuando te pasan estas cosas no hay otra que estar mejor, el tema es que alguien te lo diga”, dice y rescata la construcción de lazos y la capacidad de entender que el secreto está en la solidaridad.