Una apología a la solidaridad
Hace unos años, Diego Corvalán y un grupo de amigos juntaron ropa, alimentos y juguetes para organizar una actividad del Día del Niño en la cancha de San Martín de Tucumán. La primera vez la acción solidaria salió increíble y, como todo lo bueno, se decidieron a repetirla. Al año siguiente, cuando estos amigos llegaron con lo recolectado al estadio de La Ciudadela, se encontraron con que sus donaciones no eran necesarias, ya que la comisión directiva del club había organizado su propio Día del Niño. Fue ahí cuando Diego pensó que era hora de hacer algo por cuenta propia. Llamó a sus amigos, habló con su familia, tomó lo recolectado y partió hacia su casa de campo en Villa Padre Monti. En un impulso de adrenalina abrió las puertas de su casa, colocó tablones con golosinas y alimentos y pegó carteles en la zona invitando a todos los chicos a participar de un Día del Niño distinto. Con música, con juegos, con caramelos y, lo más importante, con juguetes. Así nació Narices rojas, una agrupación formada por nada más que veinte amigos.
Pasaron tres años y medio desde entonces y la agrupación creció. Hoy cuentan con 120 integrantes de todas las edades, entre los que se encuentra un grupo de abuelas. Organizados en roles, el grupo divide las tareas tanto administrativas como recreativas. Sobre un total de 200 chicos aproximadamente, los narices rojas trabajan en el pueblo de Villa Padre Monti, en Río Nío y en Los Chorrillos. “Es abismal la diferencia entre la ciudad y el campo. Nos reciben muy bien y es buenísima la interacción con los chicos. Ellos pueden hacer lo que quieran y nosotros tratamos que no le falte el juguete para el Día del Niño. Esperan todo el año ese día”, cuenta Diego Corvalán.
Entre sus objetivos, Narices Rojas busca expandirse y llegar a todos los lugares rurales donde los niños tengan necesidades. Además, la agrupación lleva a cabo un trabajo territorial en Villa Padre Monti, donde las familias los esperan cada agosto. “La satisfacción de ir a mi casa, salir al almacén a comprar algo y encontrarme con los chicos que me preguntan por el Día del Niño es buenísima”, relata el ideólogo del proyecto. Además, el dueño de casa comenta que cada miembro nuevo del grupo se termina haciendo amigo, puesto que entre los propios narices rojas se llevan a cabo convivencias y actividades que fortalecen los lazos.
Pero cuando algo crece las expectativas también lo hacen. Por eso Narices Rojas sumó sus energías para ayudar al comedor Belén de la localidad de San Pablo. “Nosotros también averiguamos qué comedores no tienen ayuda de ninguna institución y necesitan colaboración”, explica Corvalán. Y será el próximo 27 de junio la fecha de inicio de las actividades de estos amigos en el comedor. Ansias, expectativas y muchas ganas de aportar es lo que pone rojas las narices de los integrantes.
Cabe aclarar que esta agrupación se define como independiente de cualquier institución política o religiosa. Si bien tuvieron la oportunidad de recibir el apoyo de diferentes partidos políticos, ellos se sostienen por las donaciones voluntarias de la gente o de negocios que aportan de forma desinteresada. “Nosotros no recibimos dinero. No tenemos nada contra la política, pero esto es nuestro y queremos que siga siendo nuestro”, afirma Diego. A pesar de todo, el grupo de amigos sabe que para crecer es necesario constituirse de manera formal. “Muchos nos cierran las puertas porque es difícil explicar que somos una agrupación que se dedica a ayudar”, explica Corvalán. Por ello Narices Rojas se encuentra en proceso para establecerse como fundación, con la cual puedan llegar a más comunidades. Una fundación, según Diego, que se destaque por su trabajo y que se diferencie del resto por el alcance de la labor.
La invitación a sumarse a Narices Rojas está abierta para todos, ya sea con la participación activa como con una donación. Trabajando a pulmón y aunando esfuerzos para solventar las necesidades más urgentes, el grupo se sostiene del bolsillo de los propios integrantes. A veces les toca organizar un Día del Niño, otras ayudar con un comedor o incluso construir un baño a alguna familia que no cuenta con ello. Entre los pedidos más urgentes se solicita alimentos no perecederos, ropa y calzado. “Vamos creciendo a pasos agigantados, pero no queremos dejar de crecer. Lo más importante es que se sume gente que se cope con esto y que nos acompañe”, expresa el iniciador del proyecto dejando en claro que Narices Rojas solo quiere “hacer apología a la solidaridad”.
Para contactarse con Narices Rojas se puede enviar un mensaje la Fan Page de Facebook Narices Rojas Tucumán o llamar al 3814432307.