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"Sin vacunas no puede haber presencialidad"

Fotografía de Asamblea Independiente de Docentes Autoconvocados

La situación de la educación en pandemia es confusa, luego de un año de escuelas cerradas. El Ministerio de Educación insta a educar en un sistema mixto entre virtualidad y presencialidad, con burbujas de alumnos que reduzcan la cantidad y permitan la distancia, y exigiendo una desinfección obligada de las instituciones durante la semana. Así, en lo discursivo, parece ideal. Pero la realidad muestra a docentes desbordados que deben dictar las mismas clases a diferentes grupos del mismo ciclo y de varios cargos.

“Para llegar a fin de mes necesitas al menos dos cargos. Entonces los docentes son responsables de miles de burbujas desdobladas y van de escuela en escuela. De esta manera circulan los contagios”, explica Raquel Grassino, vocera de los Docentes Autoconvocados de Tucumán. La modalidad lleva a que el coronavirus también se propague entre los propios estudiantes. “El protocolo con los chicos es inviable durante la jornada. Apenas salen al recreo ya están con la selfie o el amontonamiento porque es propio del adolescente estar en grupo”, agrega Grassino.

Según el último informe de UNICEF, al menos una tercera parte de los niños en edad escolar de todo el mundo (un total de 463 millones) no tuvo acceso a la educación a distancia cuando la covid-19 obligó a cerrar las escuelas. De acuerdo al estudio, 13 millones de niños en edad escolar no tienen acceso a la educación a distancia en Latinoamérica. Según la vocera de Docentes Autoconvocados, en Tucumán las escuelas no están preparadas para la virtualidad. No cuentan con equipos ni con servicios de conexión a internet.

“La virtualidad no está garantizada de ninguna manera por el Estado. La seguimos pagando los docentes”, afirma la vocera de Docentes Autoconvocados, y explica que lo que se intenta implementar es una modalidad en la cual los docentes asistan todos los días a la institución para dictar clases virtuales desde allí. “Imaginate dar clase desde el teléfono, pero con tus propios datos porque en las escuelas no hay WIFI”, dice Grassino. “La virtualidad para nosotros como padres es compleja. Hay barrios en los que es casi imposible conectarse y muchos niños y adolescentes quedan fuera del sistema educativo”, expresa Cristina Sánchez, integrante de la Comisión de Padres Autoconvocados por la Salud y la Vida.

Y aunque la virtualidad no es lo más recomendado, la consigna que promueven los docentes en la pandemia es que sin vacunas garantizadas por el Estado no puede haber clases presenciales. Este reclamo apunta a que se inmunice antes a la comunidad educativa de docentes y alumnos, si se pretende la presencialidad en las aulas. “Al principio fuimos pocos los padres que pedíamos la no presencialidad porque es entendible que muchos necesitan a sus hijos en la escuela. Pero la forma en la que volvimos a clase no es clara y la falta de comunicación por parte del gobierno es vergonzosa”, dice Sánchez.

Siete muertes desde el regreso a las aulas

Si bien desde el Ministerio de Educación se implementaron los miércoles de desinfección, “la realidad es que el personal auxiliar baldea un poco, pero no hay una desinfección como tal”, denuncia Grassino. Tampoco se reparten insumos para asegurar el protocolo. Los gastos en barbijos y desinfectantes corren por cuenta de los propios educadores, asegura.

Desde que empezaron las clases, en Tucumán fallecieron siete docentes contagiados de COVID-19. Tal es el caso de Germán Gómez, profesor de Educación Física de la escuela Nina Velardez, en Los Pocitos. “Cuando mi papá se enfermó jamás se comunicaron con él desde el Ministerio de Educación ni desde Salud. Estuvo aislado en Lules y nadie le dijo cómo debía medicarse ni cómo funcionaba el período de aislamiento”, dice Florencia Gómez, hija del profesor fallecido.

Gómez era hipocondríaco y tuvo una neumonía bilateral a causa del coronavirus. “Yo le había dicho a mi papá que no quería que él volviera a dar clases, que pida licencia. Sobre todo porque él trabajaba en una escuela muy precaria donde es difícil seguir los protocolos”, agrega Florencia. Además cuenta que Germán tenía turno para vacunarse el 25 de marzo, pero resultó COVID positivo unos días antes. “Él tenía miedo de volver a clases. Si bien trabajaba en clubes deportivos, no era lo mismo que en las escuelas, porque hay otro tipo de concurrencia y de protocolos”, añade.

“Lo grave de esta situación es que parece que los directivos tienen una orden de no dar a conocer los casos”, dice la vocera de los docentes autoconvocados. Según Grassino, si un docente es positivo, no se le informa a la comunidad educativa ni se cierran sus burbujas. De esta manera, los estudiantes e incluso los padres se encuentran expuestos. “En la escuela de mi nieta, su maestra tuvo COVID pero a los padres y familiares de los niños nunca se nos informó. Tampoco nos informan de los casos de niños con COVID. Es una situación de total desamparo”, dice la integrante de la comisión de padres autoconvocados. Esta situación llevó a que Docentes Autoconvocados realizara un relevamiento para dar a conocer, a través de Instagram y Facebook, cuáles son las escuelas donde se cerraron burbujas por contagios.

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Los docentes se unieron para exigir el cese de la presencialidad en las escuelas y todos los miércoles llevan a cabo actividades en reclamo. La semana pasada se realizó una caravana junto a ADIUNT (Asociación de Docentes e Investigadores de la Universidad Nacional de Tucumán). “No costaba nada esperar dos o tres meses más a que hubiera más vacunados para empezar las clases y cuidar la vida de los docentes”, lamenta Florencia Gómez, luego del fallecimiento de su padre y de seis educadores más. “Lo que hoy está ocurriendo es lo que intentamos prever cuando formamos la comisión de padres. Ninguna condición está dada y las burbujas fallaron porque las escuelas no están preparadas de antemano”, expresa Cristina Sánchez. “Si no luchamos por suspender esa presencialidad absurda, la va a suspender el virus porque no tiene ninguna razón de ser en los términos que se está dando”, concluye Grassino.