La Palta

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Por una orden administrativa no llegan alimentos al comedor de la Costanera

Fotografía de FB | Comedor de Noche Costanera

El día martes, por orden del director administrativo del Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia, Carlos San Juan, se impidió el abastecimiento de alimentos frescos (verduras, carne y frutas) al comedor que sostiene el dispositivo terapéutico en adicciones Comedor de noche en el barrio Costanera Norte. 

Allí, entre 30 y 45 chicos y chicas en situación de consumos problemáticos se organizan junto al equipo terapéutico y a las familias para cocinar y alimentarse a ellos mismos y a otros vecinos y vecinas que asisten al centro comunitario.

Según el psicólogo social y trabajador de la Secretaría de Lucha Contra las Adicciones, Emilio Mustafá, quien trabaja con los y las jóvenes afectados, la partida alimentaria está asignada al espacio, pero, por la mencionada orden administrativa, se encuentra frenada. “De hecho en el supermercado no tienen problema en entregarnos los alimentos pero al consultar con las autoridades les denegaron el permiso con mucho énfasis”, dice Mustafá.

Tanto la comida como el comedor funcionan como un espacio estratégico en el proceso terapéutico que están llevando adelante los y las jóvenes de la Costanera desde hace más de 8 años. Con este tipo de decisiones se entorpece el tratamiento porque imposibilita la concreción de este lugar de encuentro que es el comedor. En donde, además de alimentar a los chicos y chicas (algo esencial para la terapia), se generan los vínculos que permiten abordar las diversas problemáticas.

Según denuncia Mustafá, el Centro de Atención Primaria de las Adicciones (CEPLA) del barrio se niega a habilitar el funcionamiento del comedor en sus instalaciones. Por lo que este dispositivo se realiza en las casas de las madres de los jóvenes afectados por el consumo de estupefacientes.  

Fotografía de FB | Comedor de Noche Costanera

Fotografía de FB | Comedor de Noche Costanera

Además de los chicos en situación de consumo problemático también asisten familiares y otros vecinos que, por la crisis económica, buscan espacios comunitarios para encontrar una cena. Deben alimentar un promedio de 80 personas cada noche.

“A veces los directivos al estar solamente sentados en los escritorios se disocian de la realidad que se vive en los barrios y se toman decisiones muy al margen de lo que se está viviendo hoy. Por eso llamamos a los directivos para que escuchen a las comunidades y tengan más compromiso a la hora de gestionar”, expresa el psicólogo.   

A pesar de la dificultad, el comedor abrió sus puertas el martes gracias a la auto-organización del equipo terapéutico, de los chicos y chicas que necesitan del espacio y de las familias que los acompañan.