Derrumbe en la ciudad: ¿Quién responde por el riesgo de los obreros?
“Es un milagro que ningún trabajador haya perdido la vida”, decía el viernes Antonio Roberto Cortes - colaborador gremial de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra). Ese día, alrededor de las 8.30, en la esquina de calles Catamarca y Corrientes se derrumbó un edificio en demolición. Después del desconcierto producido por el estruendo, el polvo y los gritos se pudo auxiliar a las personas que resultaron heridas. Horas después se supo que fueron seis los obreros atendidos por personal de 107 y derivados, en principio, al hospital Padilla.
“Esto puede pasar en cualquier obra, no solo aquí en la capital, sino también en el interior. No se está cumpliendo con la higiene y seguridad de los trabajadores. Nosotros venimos denunciando esto en los entes que corresponde”, señaló Cortés en diálogo con la prensa. Además, advirtió que no solo se trata de que los obreros cuenten con botines y cascos sino también con que estén debidamente registrados y se evalúe las condiciones en las que se tienen que realizar las obras. “Tiene que haber alguien que diga si se puede demoler esta zona o no, porque sino vienen y demuelen y no sabemos con qué nos encontramos. A veces los compañeros que han entrado a demoler y no había una viga donde figuraba que estaba”, ejemplificó.
En esa misma línea, el secretario general de Uocra, David Acosta, indicó que a fines de mayo se hizo una inspección en la obra y se le comunicó a la Secretaría de Trabajo porque los trabajadores no estaban realizando sus tareas con las condiciones que correspondía. Por su parte, el director de Defensa Civil del municipio capitalino, Luis Lamontanaro, aseguró que la empresa responsable de esta demolición cuenta con los permisos pertinentes de la Dirección Municipal de Catastro y aseguró que se esperan los informes para determinar si hubo alguna falla humana.
Ante la consulta de algunos cronistas que hacían referencia a unos puntales de madera poco firmes, Lamontanaro respondió: “Hay directores de obras que son ingenieros, son arquitectos y ellos hacen los cálculos, si ellos han visto que con madera o con arneses metálicos era suficiente, tenemos que creerles a ellos porque ellos hacen los cálculos”.
Se habla de negligencia y falta de control. Los trabajadores dicen que se trabaja con lo que hay porque cada vez es más difícil ‘ganarse el mango’. La respuesta oficial es que se espera los informes para determinar si fue una falla humana en el apuntalamiento, si fue una falla de materiales del apuntalamiento o si fue un evento fortuito. El reclamo de los obreros es que pasan los años y ellos siguen trabajando en condiciones de altos riesgos. “Llevamos años con esto. Esta es una lucha de todos los días”, lamenta Cortés con cierta incredulidad en que la situación cambie.