Comunicado | Fundación Memorias e Identidades del Tucumán
REPUDIAMOS EL SISTEMA EDUCATIVO DE LA ESCUELA DE POLICIA DE TUCUMAN. LA RESPONSABILIDAD DE HOFER.
La Fundación Memoria e Identidades del Tucumán expresa su “más enérgico repudio” al actual sistema de formación y de educación de la Escuela de Policía provincial, por “brutal, aberrante, morbosa e ilegal”, basada -seguramente- en los métodos supuestamente correctivos y disciplinarios de las viejas instituciones policiales y carcelarias de nuestro país.
Los métodos empleados a los jóvenes aspirantes a ser policías según denuncias realizadas en estos días, recuerdan el espantoso período de la peor dictadura genocida de este país nuestro, por las torturas y la violencia física y psicológica a que son sometidos esos cadetes que reciben capacitación en ese establecimiento. Jóvenes que, en muchos casos, aceptan someterse a esa violencia institucional, como alternativa posible para superar el problema que genera el desempleo en la juventud.
La dureza de los testimonios de los cadetes que debieron ser internados en nosocomios (para tratar de superar las consecuencias de los castigos recibidos) nos permite obviar el análisis, con mayores detalles, acerca de la brutalidad de un sistema de formación ya erradicado en el mundo. Aquél que suponía que ‘la hombría’ sólo podía conseguirse cuando un ser humano fuera capaz de soportar sin hesitaciones, tormentos físicos de variada intensidad. Un morboso sistema -el señalado- que sólo servía para que aquellos que superaran las pruebas pudieran obtener la satisfacción de sus padecimientos, repitiendo el mismo esquema aberrante con otros jóvenes que pasaran por los mismos dolores que ellos habían logrado superar.
Estamos convencidos que la superación de esas pruebas, con el obvio resentimiento generado es lo que quedó en evidencia en los testimonios de juicios por delitos de lesa humanidad, por el grado de perversión demostrada en la sala de tormentos por policías, gendarmes y militares, uniformados que en todos los casos debieron aprobar cursos de formación educativa (¿educativa…?) similares a las que hoy están en cuestión en nuestra provincia.
En consecuencia, todos los directivos y responsables de la Escuela de Policía de la provincia, deberían ser separados de sus cargos y exonerados de la institución policial. Pero no sólo ellos, porque en realidad los responsables directos son el Jefe de Policía y muy especialmente, el secretario de Estado, Paul Alfredo Hofer, una de cuyas funciones es “Supervisar, planificar y coordinar las acciones tendientesa lograr la mejor preparación, doctrina y equipamiento de la Policía de la Provincia”.[1] Este funcionario, cuya capacidad no es la primera vez que se cuestiona, tiene que saber que se está ante un hecho de violencia institucional, todo lo cual no es compatible con un gobierno que se precie de democrático y obligado a respetar los derechos humanos de los ciudadanos, incluidos a quienes la Escuela de Policía forma, para velar por la seguridad y bienestar de los tucumanos.
Necesitamos una policía que entienda los problemas que sufre la ciudadanía y para ello, hay que comenzar con funcionarios que estén a la altura de esta lógica democrática. No es a golpes y/o con palizas que se formarán policías realmente preocupados por la seguridad ciudadana, abiertos a comprender las demandas de la compleja sociedad en que vivimos.
Vicente Gussi- Marta Rondoletto
Por la Fundación Memorias e Identidades del Tucumán