Fuera los torturadores de la UNT y el SIPROSA
Como no fue suficiente con su "aporte" al sufrimiento de Lucía, difundiendo la historia clínica y violando la privacidad de una niña de 11 años embarazada como producto de una violación, ahora el médico antiderechos Jorge Maciel quiere venir a dar cátedra a Tucumán. Y nada menos que en la Universidad Nacional de Tucumán y en hospitales públicos, que nos pertenecen a todes.
Sobre Maciel pesa una denuncia por haber difundido la historia clínica de Lucía. Su ensañamiento fue tal que no dudó en divulgar detalles de su estado de salud en Twitter, para criminalizar a los médicos que realizaron la microcesárea a la nena. Ya antes había marcado su presencia en Tucumán, haciendo circular un petitorio en el que reclama el cierre del Inadi, la derogación de todas las leyes contra la violencia de género y que se deje de implementar ESI en las escuelas.
Este profesional, que no fue capaz de cuidar la salud mental y la privacidad de una niña, ahora quiere enseñar sobre "los aspectos médico legales del aborto", exponiendo su visión anticientífica y contraria a los derechos de las personas, ante alumnos que el día de mañana serán médicos, y ante profesionales de la salud que deben atender a pacientes en riesgo.
Las organizaciones que integramos el Colectivo NiUnaMenos nos preguntamos: ¿vendrá a dar cátedra sobre cómo torturar a una niña? ¿les enseñará a los médicos cómo vulnerar el derecho a la privacidad? ¿o quizás les explicará cómo usar los vericuetos de la ley, la dilación, los obstáculos y la mentira para negar derechos que están garantizados en el Código Penal desde 1921.
El Estado provincial, con Manzur y Rossana Chahla a la cabeza, se ensañaron con el cuerpo de Lucía, y Maciel fue una pieza en esa cadena de tormentos. Desde Naciones Unidas consideran que las restricciones en el acceso a la interrupción legal del embarazo constituyen tortura y malos tratos. El Comité de Expertas del Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará condenó la violencia institucional a la que fue sometida Lucía.
No queremos a Maciel dando cátedra en la Universidad pública, no queremos a Maciel enseñando a torturar en los hospitales a los que asisten las mujeres tucumanas. Sostenemos que estas prácticas ponen en peligro a las mujeres, como pusieron en peligro la vida de Lucía.
Exigimos al rector de la UNT, al decano de la Facultad de Medicina, al SIPROSA y los directores de los hospitales Padilla y Carrillo que suspendan esas charlas.
Basta de promover la tortura a niñas y mujeres. Abajo la criminalización a los médicos Ouseet y Gigena.
Colectivo NiUnaMenos - Tucumán