Desacomodando certezas
Se bajó del taxi y entró al aeropuerto a las apuradas. Se puso en la fila para despachar la valija y esperó intranquila. Un empleado la atendió en el mostrador, miró el nombre del documento y, a pesar de que el nombre no coincidía con lo que veía, no hizo demasiado problema. Ella despachó la valija y salió a nuestro encuentro con paso acelerado. Tenía 5 minutos para entrar a la sala de embarque. Con ella las cosas parecen ser siempre así, desencajadas, desbordadas.
Ese documento decía Daniel o David o Darío, no sabemos. Tampoco importa, porque su nombre es otro y es inconfundible. La que nos encaraba con ademanes atolondrados (como en esas películas donde la chica ideal pierde todo el glamour por la prisa), acomodándose la ropa y pidiendo disculpas, era Susy Shock, la artista que llegaba una hora y media tarde a una entrevista que no iba a poder ser.
Susy volvía solo de paso desde Jujuy donde la noche anterior había cerrado su gira norte presentando entre charlas y recitales su último libro Crianzas, en el que resume los micros radiales que realizó para La Vaca. En esos micros se tomaba 5 minutos para hablarles a los niños y las niñas sobre experiencias de la vida cotidiana de la tía travesti de Uriel. Micros con experiencias ficticias pero que nada tienen de fantásticas; experiencias que podrían verse en casi cualquier barrio; micros radiales expresados como un abrazo; un abrazo que busca demostrar que los prejuicios que las sociedades heteronormativas y adultocéntricas como la nuestra ejercen sobre las personas que han decidido vivir una sexualidad alejada de los parámetros normales son culturales y no naturales, que son producto del terror de los adultos a las experiencias ajenas y diferentes que resultan de la incapacidad de generar un vínculo de empatía con quienes toman caminos alternativos, violencias y prejuicios que los niños y las niñas desconocen y que les permiten vivir y relacionarse con mayor libertad.
El paso de Susy por Tucumán ya había dejado un tendal de abrazos. Después de presentar su libro pasó por el Centro Educativo Trans de Puertas Abiertas (CETRANS), donde compartió una merienda y una ronda de intercambio de opiniones, cantó algunas coplas y hasta disfrutó de una pequeña representación teatral a cargo de alumnas del centro. Durante la charla Susy aprovechó para conocer las experiencias de las alumnas y para desplegar su pensamiento: “Es increíble ver cómo a través de la historia nuestros cuerpos trans se van modificando y hay una generación que hoy hasta se sueña lejos de la prostitución. Y eso, tan chiquito que les estoy diciendo, es tan enorme para una comunidad como la nuestra, donde el único destino era ese. Pensarse uno en otro lugar, pensar que puedo ser médica, maestra, también implica pensarse desde otra estética, porque los cuerpos no son nuestros cuerpos a veces, muchas veces, sino que son los cuerpos del mercado, el mercado de la prostitución, que si no tenemos no trabajamos y no comemos”. Analizar las oportunidades que la educación puede brindar al espacio trans y lograr pensarse fuera del mundo de la prostitución implica para Susy que ellas puedan prescindir de intervenciones que modifiquen sus cuerpos dando paso a una nueva forma de ser trans, ya que el modelo a través de los que se construyen estas identidades ya no es la mujer biológica, como sucedía hace unas décadas, sino que ahora proviene de la acumulación de experiencias y de las nuevas posibilidades que otorgan los derechos que se van conquistando. Uno de ellos fue la Ley de Identidad de Género que permite a las personas trans el reconocimiento en los instrumentos legales de su identidad de género y el derecho a ser tratada según su decisión. “No es una cosita pequeña la palabra identidad, no sirve solamente para cambiar el documento, que también está buenísimo si es lo que necesitás. Esta es la mejor ley del mundo porque no patologiza. La Organización Mundial de la Salud hoy sigue patologizando las identidades trans como enfermedades. Hay compañeras, hermanas a las que tener el documento nacional de identidad les cambió la vida, con la autopercepción hay gente que pudo ir al dentista, al oculista. Porque se piensan que nosotras vamos al médico sólo a ponernos siliconas nada más. Y no. Nos duele la muela y necesitamos ir al médico. Y hay generaciones enteras que no fueron al médico. Porque cuando decimos salud nos asocian inmediatamente con el VIH. Salud es salud integral, el derecho a una salud completa. Y eso nos lo garantiza la Ley de Identidad de Género”.
Luego del CETRANS, la artista fue homenajeada en la facultad de Filosofía y Letras donde recibió un reconocimiento por parte de las autoridades de la institución y participó de la mesa panel Género y Literatura. Allí leyó algunas entradas de su libro y aprovechó para profundizar algunas ideas y demostrar que su pensamiento va mucho más allá que las imprescindibles reivindicaciones del espacio al que, de alguna manera, representa, la suya es una búsqueda de profunda reflexión acerca de los elementos más profundos de la dominación cultural, esa dominación, que naturalizada, esconde las violencias que desata. Allí también explicó cierta evolución del discurso de ruptura de los movimientos LGBT acerca de la mirada hacia la heterosexualidad y lo heteronormativo“Como estrategia de las organizaciones gays-lésbicas se construyó o se apropiaron del término heteronorma como enemigo, lo que nos hacía mal, lo que nos castigaba era un mundo heteronormal, entonces lo que yo digo es que es ahí donde la heterosexualidad se escuda y nos dice, “si, que jodida la heteronorma” y se desliga de la responsabilidad de construir todos los días el sistema que es el opresor que es la heterosexualidad. Entonces ahí es donde interpelamos a la heterosexualidad, desacomodensé, y dejen de seguir construyendo heterosexualidad y construyan varones y mujeres otros, otras distintas. Trato de interpelar al heterosexual para decirle: hacete cargo de este sistema o desligate, descomprometete, correte, cosntruite de otra manera. Si vos no decis no soy esto seguís abonando eso”. Entonces, para Susy la construcción de un mundo mejor no viene dada por qué el varón sea gay ni la mujer lesbiana sino que está acompañado del abandono de la heterosexualidad como mandato, dejar de ser heterosexual implica construirse como otro tipo de varón y otro tipo de mujer. “Porque este mundo que es horrible fue hecho por los heterosexuales, es un bajón, está mal distribuido está construido sobre la violencia; entonces hay que construir un mundo nuevo, con otras lógicas”(*).
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Después de disculparse por no poder dar la entrevista que habíamos planificado días antes, nos saludó y siguió rumbo a la sala de embarque. Caminábamos hacia el auto con resignación cuando escuchamos sus gritos. Susy salía corriendo del aeropuerto, de nuevo con ademanes atolondrados, a nuestro encuentro. “Esperen, esperen. Tenemos un ratito para entrar; nos dijeron 5 minutos pero recién dentro de 10 minutos abren la sala. Podemos charlar algo si quieren”. Y sí. Mejor 5 minutos que nada. Así que aprovechamos para resumir la gira por el norte de nuestro país. “Se ha triplicado la cantidad de gente que nos va a ver, creo que tiene que ver con la coyuntura, con la necesidad de ser tribu, de empoderarnos como sector que anda rediscutiendo discursos, y a veces la excusa de un libro hace que la gente ponga el cuerpo, se sume, sea parte. No fue solo la presentación del libro sino también los recitales con la Banda de Colibríes, es también la visita a las chicas del CETRANS, o a la Facultad de Filosofía, en los espacios culturales. Todo el movimiento cultural alrededor de lo que yo entiendo como una resistencia, una disidencia al statu quo que en este norte donde la batalla se pone un poco más violenta por este peso gigante que tienen las iglesias y con la lectura administración-castigo censura-persecución que tienen las instituciones sobre nuestros cuerpos distintos. Por eso no sólo son presentaciones de libros o recitales, sino también convocatorias, encuentros para forjar cuando no las hay y fortalecer cuando existen esas tribus esos grupos de pertenencia”.
Y como el libro se trata de mensajes para los niños aprovechamos para que les dejara un mensaje a los padres y a las madres tucumanas. “Abracen a sus hijos e hijas, que se desacomoden de las certezas. Todos construimos y abonamos algo, hay que quitar eso de la inocencia de que estamos ajenos y no somos responsables de la sociedad que tenemos. En nuestras decisiones cotidianas abonamos un mundo u otro. Hay que hacerse consciente de eso y correrse cuando entendemos que estamos abonando este mundo de violencia que hace que nuestras infancias crezcan lejos de todo ese tesoro que implica la infancia. No hay nada más lleno de tesoros y búsquedas, de amorosidad y de imaginación que la infancia. Y el crecer es un costo muy grande, pero no es un proceso de la naturaleza. No somos hongos que la lluvia hace crecer, somos seres de cultura y la cultura la generamos entre todos y todas y hay responsabilidades muy claras como la maternidad, la paternidad, las familias, las instituciones de la educación que tienen que rediscutirse acerca de esa responsabilidad. Esa es la invitación, por el momento amable. Dependiendo el momento es más amable o es más firme, a veces es necesario hacerlo a los gritos, otras veces a través de hechos artísticos pero siempre en una apuesta a construir otro mundo. Este ya no va más”.
Le dimos las gracias por la entrevista y nos abrazó. En ese abrazo fue una buena parte de la emoción acumulada que iba dejando en cada una de sus presentaciones, porque no es fácil encontrar a personas que movilicen e interpelen la razón y la emoción como lo hace Susy. En ella están contenidas la furia travesti contra quienes las discriminan, las lastiman y las matan, y también la ternura para amar a las infancias, para entenderlas y para educarlas en la libertad. Pero además arrastra con la decisión de construir un mundo nuevo y las ideas que deben guiar esa construcción. Por eso ese abrazo a una artista, a una militante de muchas causas, ese día y esos días van a ser difíciles de olvidar.
*N. del E.: el párrafo fue modificado ante un error conceptual.