"Los pibes se nos están matando"

La agrupación LGBTI 1969 y la Biblioteca Popular Ayelén realizaron el viernes pasado una jornada de lucha y concientización sobre violencias hacia adolescentes LGBTI. La actividad se denominó “No estás solx” y su objetivo fue contener a jóvenes que aún hoy sufren el rechazo que parte de la sociedad dirige hacia las disidencias sexoafectivas.

El problema reviste más gravedad de lo que a simple vista parece. “Nos llegó el caso de un pibe de la Escuela de Agricultura y Sacarotecnia que iba por su tercer intento de suicidio, y eso nos movilizó”, contó Camila Issa Osman, miembro de 1969. Según la organizadora del evento, Tucumán es la segunda provincia con mayor tasa de suicidio adolescente. La primera es Salta y la tercera Jujuy, lo que convierte a la temática en un problema regional.

El conservadurismo y la presencia protagónica de las religiones (especialmente la católica y las evangélicas) en el manejo de las políticas públicas están muy vinculados con las causas de este problema, ya que son los principales difusores de discursos discriminatorios y violentos hacia las diferentes formas que asume la sexualidad. “Una de las consignas que levantamos es la de infancias y adolescencias disidentes libres. Hay que desnaturalizar la violencia en los niños y adolescentes para que puedan autopercibir su identidad a más temprana edad. En el mismo sentido consideramos que la Ley de Educación Sexual es una herramienta indispensable para erradicar todas las violencias que se viven en los entornos escolarizados. Los pibes se nos están matando porque se sienten desbordados por la violencia que sufren”, argumentó Camila.

La actividad fue concebida como una prueba piloto para empezar a abordar la problemática y tejer redes entre organizaciones sociales y políticas para buscar respuestas ante la ausencia del Estado y el avance de las teorías antiderechos. “Así como no hay casas refugio para mujeres que sufren violencia de género, mucho menos hay lugares adonde los jóvenes puedan asistir para salir de los ambientes opresivos y tóxicos de las familias que no los comprenden”, finalizó.

Fotografías de Ignacio López Isasmendi
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