El dolor después del dolor

Mirtha Cañete fue condenada a 8 años de prisión por haber abandonado a su hija recién nacida.

Así expresado parece un fallo más de la justicia, pero al conocer los detalles del caso de Mirtha, el sistema judicial y el sistema carcelario puede ser puestos en tela de juicio. Al menos la función que se les atribuye pierde sentido.

En una entrevista cedida a La Palta, Fernando Korstanje, miembro del Observatorio del Instituto de Rehabilitación Santa Ester (O-IRSE), contó a grandes rasgos la infancia de esta mujer: "Mirtha es una muchacha nacida en Taco Ralo que tuvo una niñez compleja, abandonada por su padre, abusada por su abuelo junto a sus otras 3 hermanas, es la única que logró terminar el secundario y tuvo la posibilidad de venir a la capital tucumana a estudiar Trabajo Social."

Esta infancia es apenas una introducción a la dolorosa historia de Mirtha, porque al iniciar esta nueva etapa de su vida ella desconocía estar embarazada de un muchacho de su pueblo, muchacho que al enterarse de la situación simplemente desapareció, abandonó a la madre y abandonó al hijo. A pesar de todo, ella continuó con el embarazo pero lo mantuvo oculto hasta el momento del parto. Es entonces cuando "decidió" dar a luz sola en medio del monte y abandonar a su niña recién nacida para regresar a su casa donde se quebró y confesó sus actos. La niña y la madre fueron trasladadas a la maternidad de la provincia pero la pequeña recién nacida no logró sobrevivir.

Después de haber pasado 2 años de su vida presa, periodo en el que se integró como fundadora al grupo de teatro "Gente Común" siendo una de las protagonistas de "El Plan, una historia más", Mirtha no sólo se arrepintió de lo hecho sino que además se encontró con un chico que, conociendo su historia, la quiso, la eligió y formó una familia. Llegado el momento del juicio, fue condenada a 8 años de prisión, previamente fue humillada por su condición de mujer. La fiscalía no le creyó cuando afirmó que dio a luz sola. Se alegó que un parto es un proceso demasiado complejo para realizarlo de forma natural. El juez decidió no creerle que fue abusada en su infancia, aún cuando sus 3 hermanas declararon la misma historia terriblemente compartida. Mirtha fue la única responsable por el abandono de su hija, nadie preguntó por el padre. Claro, en una sociedad machista como esta, poco importa lo que un padre decida, a quien se juzga y condena es a la mujer, que no puede ni debe decidir más que hacerse responsable por las consecuencias de un acto compartido.

Según se dice, se entiende y se defiende, la Justicia envía a quien delinque a la cárcel; la función es "rehabilitar" y "reinsertar" a la sociedad a las personas. La pregunta que queda responder es si esta muchacha, después de haber vivido una vida que no eligió, después de haber "elegido" atravesar una situación traumática como lo es el parto en soledad, después de abandonar a su niña y haberse arrepentido, después de haber vivido 2 años tras las rejas, después de haber encontrado en medio de su dolor y su angustia la oportunidad de perdonarse a sí misma, después de formar una familia con una nueva hija de unos pocos meses que la necesita: ¿No está ya "rehabilitada"?

En estos momentos la abogada de Mirtha, Carolina Epelbaum, junto a su familia y a miembros de organizaciones de Derechos Humanos están esperando hasta el 28 de octubre, fecha en la que se presentarán los argumentos, para a partir de allí redactar un petitorio y apelar hasta la Corte Suprema de Justicia.

Son contundentes las palabras de Fernando Korstanje cuando expresa: "Creo que la experiencia de hija abandonada, niña abusada, novia abandonada, lo traumático de un parto en el monte, la culpa eterna por la bebé muerta y los dos años de cárcel tucumana son suficiente castigo para Mirtha."

Para mayor información y para coordinar los lazos de solidaridad y apoyo se puede formar parte del grupo de Facebook "Absolución para Mirtha"  https://www.facebook.com/groups/127928843979690/

Gabriela Cruz

gcruz@colectivolapalta.com.ar