La marcha del 24: luchar desde la alegría

Este 24 de marzo amaneció despejado. A media mañana la tormenta comenzó a modificar algunas de las actividades programadas que iban a realizarse durante la tarde por el 40° aniversario del golpe de Estado. “Así se caiga el cielo, hoy se marcha”, decían, palabras más, palabras menos, militantes, referentes, familiares y amigos de víctimas del terrorismo de Estado. Pasado el mediodía el sol volvió a salir y desde las 17, los dos puntos de encuentro convocados por organizaciones, organismos y partidos políticos, comenzaron a llenarse de gente.

Apenas pasadas las 18 la lluvia fue torrencial. Los paraguas se volvieron obsoletos. Los celulares empezaron a ser resguardados. Y ante la intensidad de la lluvia nadie intentó siquiera guarecerse. Pero ninguno atinó tampoco a volver a su casa. La convocatoria realizada en plaza Urquiza salió unos minutos antes que cayeran las primeras gotas. El grupo convocado en la esquina de calles Junín y Santa Fe todavía aguardaba cuando el cielo ‘parecía caerse’. No se escucharon protestas. Solo se veían rostros sonrientes y una energía renovada. “¡Empecemos a marchar!”, se escuchaba de un lado y de otro. Y así fue. Con los pantalones mojados las piernas se sentían más pesadas y sin embargo eran más ágiles. “No nos han vencido”, se leía en la bandera que encabezaba la marcha que partió desde la ex Jefatura de Policía. Los clásicos cantos, los colores de las murgas, las fotos en blanco y negro. Las reivindicaciones de siempre y las de ahora, las renovadas y las nuevas.

A mitad de camino el cielo se despejó. De no ser por el agua en las ropas y en las calles, parecía que nunca hubiera llovido. Ya a oscuras la multitud entró a la plaza Independencia donde algunas agrupaciones que habían partido desde plaza Urquiza esperaban para sumarse a la lectura del comunicado. “Este 24 de marzo, claramente expresamos que en nuestro país, no hubo ‘guerra sucia’”, decían las primeras líneas del comunicado redactado por los organismos de Derechos Humanos al que adhirieron decenas de organizaciones, agrupaciones y partidos políticos, “sino hubo genocidio que fuera implementado contra el pueblo argentino, instrumentado por las fuerzas armadas, perpetrado por los grupos económicos oligárquicos y antinacionales, los que contaron con la complicidad de la Iglesia y la Justicia argentina”, concluía el primer párrafo.

“Es reparadora esta marcha, porque nos encontramos, nos abrazamos, sabemos que no estamos solos, sabemos que seguimos más allá de todo”, dijo una de las presentes a quien redacta estas líneas. Y entonces no hay más dudas de por qué, a 40 años del horror que todavía duele, la alegría es el común denominador. 

Fotografías de Julio Pantoja (Agencia Infoto).