El arte no es delito

Cerca de medio centenar de malabaristas, murgueros, músicos y artistas de todo tipo utilizaron la plaza Independencia el martes pasado como escenario. El popurrí de escenas coloridas estuvo guiado por una oscura presunción, ya que temen que se generalice un proceso de persecución al arte callejero. Sucede que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, siguiendo la propuesta del Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, pretende modificar su Código Contravencional dotando de mayor poder a las fuerzas policiales. Esto, suponen los artistas, vulnera la posibilidad de trabajar en las calles porque queda al arbitrio de los oficiales la decisión de juzgar si una escena de arte callejero es una contravención o no.

Este hecho repercutió en todo el país generando solidaridad con los artistas porteños. Es así que en muchas ciudades del país se desarrollaron estas manifestaciones durante la tarde del martes. Alo Casañas Foguet, clown y miembro de los Sobrelelos, siente que este tipo de políticas pretenden prohibir el arte callejero que tiene como característica la popularidad en su acceso. “Lo que hacemos nosotros es una manera de llegar con el arte a todo el público, a aquellos que tienen dinero y los que no; en el arte callejero no existen entradas ni primera fila ni la última fila, por lo que el público se unifica sin importar su capacidad económica”. El arte callejero, siguiendo a Casañas Foguet, es una forma de expresión donde la ganancia económica es casi nula: “hoy en día no se puede vivir del arte callejero, se pueden hacer unos pesitos pero no mucho más, para vivir de esto hay que movilizarse a los lugares de temporada donde se concentra la gente implica un movimiento constante y no todos pueden o desean hacerlo y por eso prohibirlo sería aberrante”.

Desde la comunidad artística alertan acerca de la posibilidad de nacionalización de estas miradas censoras, aunque cabe aclarar que el clown reconoce que en la provincia no hay un proceso de persecución de la actividad. “Sé de algunos músicos que tuvieron problemas en las peatonales pero también es cierto que no hay una política de persecución aquí, yo al menos nunca tuve este tipo de problemas”. Sin embargo, teniendo en cuenta los tiempos que corren, no está de más llamar la atención ante posibles procesos de restricción de diferentes formas de expresión popular.

La marcha | Fotos de Ignacio López Isasmendi

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