El 24 se espera así

El dolor y el recuerdo, que nunca desaparecen, se arriman a las últimas capas de la piel y en las gargantas aparecen esas sensaciones extrañas que algunos grafican como nudos. Desde hace algunas décadas en las últimas horas de cada 23 de marzo las sensaciones se intensifican, por lo que todos buscan estar acompañados, abrazados, especialmente por aquellos  a quienes basta girar la cabeza para encontrar en las otras luchas (que no son otras, sino diferentes formas de una misma lucha), aquellos días que no son un 24 de marzo.

Una de las mejores excusas para canalizar esas reuniones las brindan las diferentes formas del arte. Poesía, danza, canto, pintura, sazonan los encuentros en donde se juntan quienes se brindan día a día para que no se olvide, para conseguir justicia, para evitar que se cometan nuevas injusticias.

En la noche de cada 23 de marzo también se brinda, para recordar las ausencias y para celebrar las presencias. Son esas últimas horas en las que se pueden aflojar las piernas porque cuando amanece el 24, las piernas, los brazos, los puños y las gargantas se van a tensar para tapar las calles y gritar y gritar y gritar ¡30.000 compañeros detenidos desaparecidos presentes!

Las imágenes fueron tomadas en las vigilias que se llevaron adelante el sábado 23 en los talleres ferroviarios de Tafí Viejo y el La Casa - Espacio de Arte en San Miguel de Tucumán.

Fotografías de López Isasmendi y Mateo Roodschild

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