Freedom: música, letra y rap desde el barrio

Fotografía cortesía de Freedom

Cuando Matías Pérez fue elegido para dictar el taller de música en el Centro Comunitario del Acceso Este jamás se imaginó que terminaría siendo el impulsor de una banda de rap de la que él mismo formaría parte. Todo empezó cuando se dio inicio en el centro comunitario al Programa Avanzar, programa de fortalecimiento para el desarrollo cultural local que parte de reconocer la incidencia del campo de la cultura en los procesos sociales, económicos e históricos de las comunidades. Motivados por esto, Shaka, Franco, Dany, Cuchi y Nano se encontraron en el centro comunitario con el mismo interés: hacer música. Y aunque algunos se conocían de la infancia o se cruzaban en el barrio El Colmenar, nunca pensaron que compartirían esas ganas de expresarse a través de la música. Ese entusiasmo que los llevó a construir la banda que hoy se llama Freedom Rap.

Cada encuentro del taller fue especial. El tallerista Matías tiró la propuesta de formar un grupo a partir de su experiencia personal en otra banda. Un ensamble, un pequeño conjunto que se inició con clases de guitarra y percusión. “Con todo el nerviosismo y esas ganas de enfrentarse a algo nuevo. Es un barrio que tiene mucho para contar, donde todos los días se ven realidades duras que están latentes para los jóvenes. Eran miedos, ganas, entusiasmo y una mezcla de cosas”, dice Matías al recordar el comienzo de esta historia. Entonces fue cuando José Boffa, más conocido como Shaka, aprendió las letras de las canciones y los acordes de guitarras casi de forma autodidacta. La química entre Matías y José llevó a que se sumen los otros chicos que conforman Freedom. Primero llegaron los hermanos de José y, más tarde, el tecladista Nano. Fue ahí cuando la propuesta se convirtió en realidad. La banda surgió con Franco, Dany y Cuchi escribiendo las canciones, mientras Shaka, en batería, Matías, en guitarra, y Nano, en el teclado, componían los estilos musicales. “Los talleres se fueron dando sobre la marcha. Nos juntábamos a ensayar y sobre eso se corregía y revisaba. Así le enseñé sobre el tiempo a José, sobre la vocalización y respiración a los chicos. De ahí fueron adquiriendo otros conocimientos de teatro y de expresión corporal”, cuenta el tallerista.

Aunque parezca difícil de creer, la banda empezó ensayando folclore. Luego se dieron cuenta de que no era lo que buscaban y colgaron los guantes del ese ritmo para probar con la cumbia. Sin embargo, el grupo eligió hacer rap por una razón: el contenido de las letras. Así los propios integrantes definen a Freedom como rock fusión, lo que significa que tiene varios estilos, desde el pop hasta el thrash metal. “Si bien el rap no estaba metido acá en Tucumán, lo elegimos para poder expresar la situaciones que vivimos desde nuestro puntos de vista”, cuenta Shaka dejando en claro que esta perspectiva iba más allá de la música que se componía para cada una de esas letras. “Freedom se forma desde esa base: del barrio”, agrega José.

El grupo fue creciendo hasta salir del centro comunitario para empezar a cantar en diferentes puntos de la provincia. La primera vez que fueron a tocar se encontraron con la necesidad de bautizar al grupo con un nombre y, según Shaka, “del bolsillo salió Freedom. Así de la nada”. Pero tan de la nada, nada es. Y es que si se presta atención, Freedom encierra todo lo que son y lo que quieren ser. Expresa la esencia del grupo y el origen: libertad, transculturación y coraje. “Qué pavura ese día”, dice el baterista al recordar su primera presentación en un encuentro juvenil donde se mostraban los talentos de cada organización. “La primera vez he tenido miedo, te juro. Pero ha sido algo muy groso, porque la gente no te conocía ni tenía idea de las canciones y terminaron aplaudiendo y cantando el estribillo. Fue tremendo”, relata Shaka. 

Hoy, Freedom cuenta con un CD, a lo que se suma la grabación de su primer video clip con el tema “Realidad de barrio”. En abril, la banda cumplió un año y los integrantes se muestran comprometidos en el crecimiento de este trabajo artístico colectivo que les posibilita abrirse caminos y pensarse desde sus posibilidades. “Para mí como tallerista y como persona es un logro muy importante, porque el hecho de ver concretada una propuesta es muy importante. Freedom es una parte importante de mi vida, se ha acoplado a ella. Si bien me siento tallerista, también me siento parte de la banda”, expresa Matías.

Esta banda que empezó como un juego para sacarle el provecho al taller, en la actualidad el grupo tiene un alcance que no deja de sorprender a los chicos. A esto se suma que es la única banda de este estilo en Tucumán. “Nos pasa de ir a un lugar y que esté sonando nuestra canción. También nos pasó de escuchar Freedom en un encuentro en Buenos Aires”, comenta Shaka y admite que hoy más que una banda son una familia, “Freedom hoy es la mitad de mi vida. No tenemos que olvidarnos de esto, que somos del barrio y que tenemos que seguir jugando”.