Cuando las calles se llenan de arte

Fotografía de Mels Petroff

Si va caminando por la bulliciosa peatonal Muñecas de Tucumán y de repente se siente sumergido en una escena teatral, no se alarme. Disfrute. Interprete. Déjese atravesar. Y es que desde hace meses, un grupo de actores se dedica a “democratizar el arte” e intervenir los espacios públicos con puestas teatrales. Este equipo de trabajo surgió a fines del año 2013, cuando estudiantes de la Facultad de Artes decidieron realizar una intervención teatral callejera en apoyo a la toma universitaria que exigía el respeto por los derechos de los estudiantes.

El equipo no tiene nombre. Se consideran un grupo de colegas y amigos que se juntan a hacer intervenciones “cuando surge la idea”. Sin embargo, ya son varios los tucumanos que apreciaron esta forma de transmitir el teatro. “Hacemos una mesa en la que exponemos las ideas y aportamos entre todos para darle forma”, dice Tiziano Cruz, el actor que inició con la propuesta y se ocupó de buscar cómplices para llevarla a cabo. Así convocó a Leonela Mariscal Figueroa y Antonella Climent como actrices. A esto se sumó Mels Petroff para realizar el registro fotográfico y fílmico, quien participa del proceso desde el momento en que se evalúan las ideas. “Decidimos trabajar con nuestros propios registros al ver que las fotografías de otros no reflejaban lo que queríamos transmitir”, explica Tiziano. De esta manera el grupo quedó conformado casi sin querer.

Los objetivos de estos actores se asimilan al de las intervenciones callejeras europeas de los 60, en el cual se busca romper con lo cotidiano. “Lo que trabajamos nosotros es llevar el arte a las calles. Nosotros creemos en el arte como un derecho”, cuenta Cruz, y explica que las propuestas se relacionan con el hecho de que las constantes obligaciones cotidianas dejan de lado el acceso al arte. Lo que se pretende es la participación de la persona o el ciudadano que se encuentra en el lugar en el que se realiza la intervención. “No buscamos solo un espectador, sino que el espectador se pueda hacer partícipe de ese objeto de arte que se esté construyendo”, dice Tiziano, y cuenta que desde el grupo se trabaja con el concepto de “espectactor”, lo que significa que el espectador se convierte en actor, mientras que el actor es espectador y actor al mismo tiempo. “Las repercusiones fueron alucinantes, desde gente que se para y solamente ve, hasta gente que se acerca y pregunta cuánto cobramos para que sean parte”, expresa entre risas el ideólogo.

Lo sorprendente de esta propuesta es el clima que se genera entre los participantes y los espectadores. En el momento en el que se realiza la intervención parece que las diferencias se borran. Todos son parte del mismo equipo. Así quedó demostrado el día que a Tiziano Cruz se le ocurrió festejar su cumpleaños en la peatonal con invitación abierta. “Es impresionante lo que se logró porque en un momento vos tenías a todos comiendo torta y recibiendo globos, sin diferencias. Nos ponemos ahí como realmente deberíamos ser los seres humanos, sin discriminación”, cuenta Tiziano, y agrega que “los cambios se dan con el otro y si no vemos al otro como ese par, es imposible”.

El principal desafío del grupo pasó por correrse del lugar del actor y pararse en el espacio a intervenir como cualquier persona podría hacerlo. “Cuando las cosas se naturalizan se olvidan. Entonces nosotros buscamos volver a lo simple y revalorizar aquellas pequeñas acciones que nos sirven para desnaturalizarlo”, explica Tiziano, y lo relaciona con la intervención de su cumpleaños, donde se buscó reflexionar sobre un acontecimiento como el compartir el cumpleaños de alguien.

La técnica empleada para llevar a cabo las intervenciones es la improvisación, pero hay un trabajo previo. “No hacemos por hacer. Los objetivos son otros y nos tomamos el tiempo que realmente necesita una idea. Hacemos mucho trabajo de mesa”, cuenta Tiziano, dejando en claro que nunca saben lo que puede salir en el momento escénico. Además, deben enfrentarse a los avatares de la calle, entre los que se encuentran el clima que puede jugar en contra y la poca comprensión del asunto de parte de instituciones como la policía. “Tenemos problemas con la policía y la municipalidad, pero con la institución, no con las personas que están haciendo su trabajo. Ellos nos vienen a correr pero cuando les explicamos en que consiste nos dejan terminar”, dice el actor y agrega que “en la última intervención me tomé el trabajo de realizar los trámites en la municipalidad y nunca me respondieron”.

Y es que “Botellas al mar… o al Salí” implicó montar una playa en plena Peatonal, con arena, pileta y sombrillas. “Se siente bien lanzarse”, comenta Tiziano, y afirma que la confianza que tienen como compañeros ayuda a la hora de asumir el riesgo. Y en ese riesgo se encuentran con historias de vida, con personalidades y familias que los motivan como grupo a arriesgarse de lo que pueda llegar a pasar. “Lo que nos interesa es que la gente pueda reflexionar sobre la intervención y el que quiera sumarse y hacerlo que lo haga. Seguro hay gente que puede hacerlo mejor que nosotros”, expresa Tiziano Cruz.

La inclusión, el género y los derechos humanos son algunos de los ejes que abordan las intervenciones. “La idea es volver a lo básico y al respeto por el otro. Yo como artista me pregunto que puedo hacer desde mi lugar”, dice el actor, quien de alguna manera intenta atravesar a los ciudadanos desde su profesión y hacer del arte un motor de cambio.