El chineo: la violación disfrazada de práctica cultural

Fotografía de Ignacio López Isasmendi | La Palta

La violación a niñas y adolescentes indígenas es uno de los ataques iniciados por los españoles cuando llegaron a los suelos americanos. Aunque pasaron más de 500 años, esta práctica sigue vigente en nuestro país, y es realizada por criollos. A pesar de que algunas personas la consideran una práctica cultural, lejos está de serlo “en ninguna comunidad ni en ninguna cosmovisión está permitida la violación como parte de un vivir”, señala Karumanta Escalada, mujer quechua aba guaraní quien nació y creció en Orán, Salta, y hoy pertenece al Movimiento de Mujeres Indígenas y Diversidades por el Buen Vivir. En el Día Internacional de los Pueblos Originarios, resuena la lucha por la abolición del chineo.

“Me acuerdo de las cosas que vivimos, que veíamos dentro de la comunidad. Y ahí saco la conclusión de que el chineo estuvo siempre presente, y no sé si por ignorancia, miedo o porqué, la misma gente de mi comunidad nunca hizo nada, no sé si no lo identificaban como un delito o qué pasaba. Yo era chica en ese tiempo”.

Jujuy, Salta, Chaco y Formosa, son los lugares donde se realiza este acto aberrante. Escalada, no solo lo interpreta como una agresión física, sino como violenta arremetida espiritual. “El chineo es cuando por medio de una violación el gringo, el blanco, o el que sea, te destruye no solo psíquicaquemente sino que te destruye el “ajayhu” que es la esencia, el espíritu del ser”, señala la mujer y agrega que “te lleva muchísimo tiempo, acompañamiento y fortaleza poder recuperar ese espíritu”.

Escalada, reflexiona sobre los orígenes de este delito que califica como crimen de odio y explica que cuando el conquistador llegaba a las comunidades buscaba a las “chinas”, y las compraba con la excusa de llevárselas para realizar tareas de servicio doméstico pero, en realidad, se las utilizaba como esclavas sexuales.

Bajo ese poder económico siempre operaron estos hombres, según Escalada, y hoy en muchos casos son los terratenientes que viven cerca de las comunidades quienes invaden los territorios, escogen a sus víctimas y las abusan sexualmente.  La mujer argumenta que esta práctica no se sostiene sola, sino que implica la complicidad del Estado “hubo casos donde los jueces decían ‘ah no, eso es normal, si así las inician sexualmente a las chicas’. Y no es así, que se termine esa mentira”.

Actualmente, las mujeres indígenas organizadas llevan adelante la campaña “Basta de chineo ya” y “Abolición del chineo”, para visibilizar estos casos y exigir medidas que prevengan y den por terminadas estas prácticas misóginas. “Buscamos de que se declare como un crimen de odio, y que no sea imprescriptible. También nuestro objetivo es que el chineo sea reconocido en todos lados, y que se termine la discusión semántica de si le decimos chineo, violanción de grupo, o rameo. Lo principal sería que no se la tome como una práctica cultural, porque es una práctica colonial”, afirma. Además añade que a los abusadores se les debería obligar a mantener a los niñxs que son frutos de su violación y a hacerse cargo financieramente de los tratamientos que necesitan sus víctimas. Por último, se les debería prohibir ingresar al territorio indígena, finaliza.