A 39 años del golpe de Estado, en la provincia de Tucumán se lleva adelante el decimoprimer juicio por delitos de lesa humanidad. En esta ocasión se juzga, nada más y nada menos, a un representante del poder judicial, al exjuez federal Manlio Torcuato Martínez. Durante este debate oral y público se busca establecer la responsabilidad del imputado en la muerte de cinco militantes montoneros: María Alejandra Niklison, Fernando Saavedra, Juan Carlos Meneses, Atilio Brandsen y Eduardo González Paz, y la privación ilegítima de la libertad de Miguel Romano.

En la causa se señala que los cinco militantes ultimados se encontraban reunidos en la vivienda alquilada por María Alejandra y su esposo Gerardo Romero. Que el exjuez fue llevado al lugar pero que se declaró incompetente para actuar e investigar, aun viendo el cuadro de violencia que se había producido en la vivienda de calle Azcuénaga al 1800. Esto último fue señalado por él mismo en reiteradas ocasiones, incluso frente a este tribunal compuesto por Hugo Norberto Cataldi, José Fabián Asís y Mario Eugenio Garzón.

A lo largo de estas tres primeras jornadas, pasaron algunos testigos que son familiares de las víctimas en esta causa; otros que son víctimas sobrevivientes que llegan a recordar lo que vieron, escucharon, vivieron. Y el viernes último llegó como testigo el profesor y exministro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Raúl Zaffaroni. Todos ellos dijeron lo que pudieron. El imputado, Manlio Torcuato Martínez, los escuchó sentado junto a sus abogados defensores. Cada tanto lo acompañaba una taza de café bien espumoso servida por el mismo mozo que lleva el café a jueces y abogados, pequeños privilegios por ser quien es.

A veces las palabras parecen alcanzar para contar lo que ocurre. Otras, las imágenes pueden mostrar algunos detalles que a las palabras se les escapan. Lo que aquí se presentan son un conjunto de imágenes de estas tres jornadas cedidas a este medio, generosamente, por Julio Pantoja, de la Agencia INFOTO.