Educación Sexual Integral para decidir

Fotografía de Ignacio López Isasmendi | La Palta

Hablar de Educación Sexual Integral (ESI) es tomar la responsabilidad de dar a conocer saberes científicos y sociales respecto a la autonomía de los cuerpos de todas las personas. Por eso, es fundamental que sea la escuela el lugar donde se enseñan estos contenidos y se acompaña desde niños, hasta adolescentes y adultos. Porque cuando se aprende sobre ESI no solo se conoce sobre prevención de embarazos y métodos anticonceptivos, sino que además se reconocen identidades, se ponen sobre la mesa las disidencias, se amplían derechos y construye diversidad.

“Creemos que es un derecho fundamental de toda persona recibir educación sexual integral, desde la primaria y secundaria. Tanto los niños como los adolescentes tienen el derecho al autoconocimiento y autopercibirse. La educación es un pilar fundamental para poder decidir y para tomar decisiones que van a desencadenar en un control sobre la maternidad”, dice Karen Tejerina, estudiante de medicina e integrante de la Red de Estudiantes de la Salud por el Derecho a Decidir. Es así que se lo entiende desde diversos organismos internacionales y organizaciones mundiales como la Organización Mundial de la Salud o cortes supremas que sancionaron leyes y manifestaron votos a favor de la ley 26.150 de Educación Sexual Integral, sancionada en el año 2006. Ley que no se implementa, al día de hoy, en Tucumán. Además, esta ley recorre todos los niveles educativos, desde el inicial hasta el terciario “y apoya no solo la cuestión del derecho a decidir, sino que también aporta herramientas de información y de formación para que los jóvenes y los niños puedan tener una enseñanza certera y científica con perspectiva de género y de derechos humanos. Por eso es importante para acompañar a los niños y adolescentes en la construcción de su subjetividad”, explica Belén Barral, integrante de la Red de Docentes por el Derecho a Decidir de Tucumán.

Con un debate en puerta por la legalización del aborto y con el lema que plantea educación sexual para decidir, se conformaron redes de profesionales y estudiantiles que sostienen la lucha para implementar la ley. Fue a partir de la campaña nacional por el aborto legal, seguro y gratuito que se conformó la red de estudiantes de la salud por el derecho a decidir, al igual que la red de profesionales de la salud y la red de docentes. En Tucumán la red de estudiantes de la salud está conformada por alumnos de medicina, enfermería y psicología y “nuestro objetivo fue instalar el tema en las aulas y en nuestras facultades. Porque también es una realidad que no tenemos una formación con perspectiva de género ni laica. Al no tener esa formación, los profesionales nos recibimos y salimos, por ejemplo, a los hospitales y condenamos a mujeres como Belén por abortos espontáneos”, manifiesta Karen y deja en claro por qué exigen profesionales que sean garantes del derecho de sus pacientes, de mujeres y de todos los cuerpos gestantes.

Fotografía de Ignacio López Isasmendi | La Palta

El 16 de julio pasado se hizo el relanzamiento federal de la Red de Docentes por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Desde Tucumán, un grupo de profesoras en lucha feminista decidieron contactarse con la red federal para conformarla en la provincia. “Hace una semana que nos juntamos a armarla y decidimos llamarla ‘Red de Docentes por el Derecho a Decidir de Tucumán’, porque creemos que además del aborto hay otras temáticas que nos atraviesan respecto de los derechos a decidir de los y las estudiantes”, dice Belén Barral sobre esta nueva articulación que no solo busca la legalización del aborto, sino que también lucha por una educación laica y que respete el derecho a la libertad de culto. “Hacemos mucho hincapié en la ley de educación sexual integral porque acá en la provincia no se capacita a los docentes en las aulas y en nuestra primera declaración también manifestamos que en esta provincia se da como contenido obligatorio formación religiosa sin respetar la libertad de expresión ni de culto”, agrega Barral.

La aparición de estas redes en la academia representa, en cierto punto, un cambio de paradigma. “Al principio teníamos un poco de miedo, pero después nos animamos a salir del closet y a defender y luchar por la legalización del aborto. De repente empezamos a llenar las aulas con los pañuelos verdes en nuestras mochilas y hacernos presentes en nuestras clases”, explica Tejerina. Hace una semana estos estudiantes realizaron una presentación para que la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) se pronuncie a favor del proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), siendo una de las pocas universidades de la región que no se ha pronunciado hasta el momento. Este cambio de paradigma implica que sean los jóvenes quienes tomen la posta sobre la decisión sobre sus cuerpos y sobre el rumbo que elijan para sus vidas. “Nosotros hablamos de revolución porque son las nuevas generaciones las que están imponiendo esta agenda de avance y de ampliación de derechos. Derecho a la autonomía, por ejemplo, donde hubo hasta tomas de colegios secundarios”, explica Karen.

Es en esta revolución que se realizó el estudiantazo federal la semana pasada y la plaza Independencia se convirtió en un aula abierta de educación sexual. Allí se realizaron talleres para discutir y derribar mitos sobre la sexualidad, se debatió la importancia de la ley y se dieron charlas de profesionales respecto a temas como sexualidad, identidad y genitalidad. En la misma semana en que la legislatura tucumana declaraba a la provincia provida, en vez de debatir respecto a esta ley de educación sexual o respecto a la ley de salud sexual y procreación responsable que no se implementa en la provincia desde el año 2002. “Hay mucha injerencia clerical y mucha presión de la Iglesia en las escuelas. Vemos muchos obstáculos en el NOA donde están las provincias más conservadoras. También nos preocupa mucho el tema de que estas son las regiones con más alto índice de embarazos adolescentes. Por eso es un reclamo que no podemos dejar de exigir a nuestras autoridades provinciales y senadores nacionales, quienes tienen mucha responsabilidad”, manifiesta la integrante de la red de estudiantes. A esto se suman las palabras de la docente de la red que expresa que “más allá de las posturas personales, la legalización del aborto es una cuestión de salud pública y el Estado debe garantizar y hacerse cargo de esa necesidad de las mujeres y de todas las personas con cuerpos gestantes que no desean maternar”.

Por ello cada organización y cada grupo que activa esta militancia se pregunta cómo se sigue independientemente del resultado. La educación laica, las disidencias de género, la autonomía sobre los cuerpos no son temas acabados en una sesión parlamentaria. “Cuando se habla de ideología de género como algo que hay que separar de las escuelas, nosotros decimos que ya el sistema educativo es un sistema ideológico en sí que tiene líneas transversales. Por lo tanto, no existe la ideología de género sino la perspectiva de género que es desde donde la escuela enseña y nos está debiendo para poder contener otras identidades y otras problemáticas que no podemos dejar de verlas”, concluye Barral.